Dios te bendiga. En el día de hoy vamos a hablar de un tema super importante al cual tarde o temprano te tendrás que enfrentar y se trata de: decidir si hacer la voluntad de Dios o tu propia voluntad.
A lo largo de nuestra vida como cristianos todo es muy lindo y marcha bien mientras nuestra voluntad está acorde con la voluntad de Dios, mientras lo que deseamos para nosotros mismos es igual a lo que quiere el Señor, pero inevitablemente llegará un día en el cual nuestros deseos serán diferentes y es allí donde entraremos en conflicto y tendremos que decidir cual voluntad hacer: si la de El o la de nosotros. Vista la gran importancia de este asunto realmente vale la pena estudiar y entender esto, por lo cual vamos a comenzar viendo el significado de la palabra VOLUNTAD:
- Capacidad humana para decidir con libertad lo que se desea y lo que no, ordenando sus actos y su propia conducta.
- Es el poder de elección con ayuda de la conciencia (la conciencia significa el conocimiento que un ser tiene de si mismo y de su entorno)
- Facultad humana para elegir o rechazar las cosas, tomar decisiones o actuar de una determinada manera.
- Palabras claves: QUERER / DESEAR / ELECCIÓN
Cuando Dios creó al hombre no lo hizo como si este fuera un robot sin inteligencia ni poder decisional, sino que le dio la libertad de elegir como obrar y el camino a tomar independientemente de si sus decisiones fueran buenas o malas. ¡Esto es realmente algo admirable!
Tenemos que entender que no hay nadie que nos conozca mejor que nuestro creador, él sabe lo que es mejor para nosotros y espera que el hombre le obedezca no como en una forma obligada ni por imposición, sino como un acto de CONFIANZA en otras palabras: «yo te obedezco Señor porque se cuanto me amas y entiendo que quieres lo mejor para mí»
Desgraciadamente esto no fue lo que hizo el ser humano desde que Dios lo creó, pues como todos sabemos Adán y Eva en vez de obedecer a Dios decidieron hacer lo contrario, por lo cual lee bien esto:
LA VOLUNTAD DEL HOMBRE ENFRENTADA A LA DE DIOS ES LA ESENCIA DEL PECADO Y LA BASE DE LA CAÍDA DEL HOMBRE
Es por eso que para poder romper la maldición del pecado la prioridad de Cristo (el segundo Adán) en esta tierra fue: HACER LA VOLUNTAD DEL PADRE ¡Aleluya! y lo manifestó en muchísimas ocasiones leamos:
Juan 5:30 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.
Juan 6:38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Te digo más, en Getsemaní fue donde Cristo tuvo la batalla más fuerte y donde tuvo que tomar la decisión más difícil, pues fue precisamente allí donde venció la esencia del pecado. Vamos a leer los versículos para entender mejor a que me refiero:
Marcos 14:32-36 Jesús ora en Getsemaní
32 Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
—Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. 33 Se llevó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. 34 Y les dijo:
—Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.
35 Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que, si fuera posible, pasara de él aquella hora. 36 Y decía: «¡Abba, Padre!, todas las cosas son posibles para ti. Aparta de mí esta copa; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
Justo antes de ser entregado Cristo pasó por el momento más estresante y angustioso de su vida, dice la Biblia en Lucas 22:44 que mientras oraba el nivel de estrés era tan grande que su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra ya te puedes imaginar.
Cuando Jesús le dijo al Padre «si es posible pasa de mi esta copa» en realidad lo que estaba diciendo era: «Si para cumplir el mismo objetivo o sea salvar a los seres humanos existiera otro modo que no sea sufrir esta muerte violenta visto que para ti todo es posible dímelo»
Pero luego le dice «pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» O sea, que no sea como yo quiero sino como tú quieres, que no sea a mi manera sino a tú manera, no según mi plan sino según el tuyo. Cristo escogió hacer por encima de todo la voluntad de Dios con todo el proceso difícil y doloroso que esta voluntad incluía y ¡gloria a Dios por eso amado hermano! ¿Usted se imagina que hubiera sucedido si Cristo no hubiera abrazado la voluntad del Padre? Las consecuencias hubieran sido catastróficas, pues usted y yo en el día de hoy no fuéramos salvos, nuestros pecados jamás hubieran sido perdonados, estuviéramos condenados eternamente a estar separados de Dios y en un lugar de tormento eterno. Por eso repito ¡Gloria a Dios que Cristo cumplió la voluntad del Padre!
Esto nos demuestra que muchas veces inicialmente no vamos a entender el porqué el Señor nos pide que hagamos algo, quizás sea algo doloroso para nosotros, difícil, una renuncia… En su momento nos vamos a frustar, confundir, patalear pero a la larga si obedecemos vamos a ver que hacer la voluntad de Dios es siempre LO MEJOR.
No pienses ni siquiera por un segundo que yo sea «super espiritual» y si estás pasando por esto hasta pienses: «Ahh si.. es muy fácil para ti pues no estás en mi situación»… Déjame decirte que yo se muy bien lo que significa esto, se exactamente lo que se siente. Quizás tu voluntad es algo muy atractivo para ti, algo que te gusta mucho, que deseas en tu corazón, algo que te pudieras procurar tu mismo con tus capacidades humanas excluyendo a Dios de tu decisión, un camino más fácil y placentero que el que te ofrece Dios, según tú algo que te dará la felicidad, pero déjame decirte que no es así veamos porqué.
Uno de los aspectos que caracterizan la voluntad humana es que en muchas situaciones la voluntad no responde a razonamientos inteligentes o lógicos sino que obedece más a: emociones, sentimientos, caprichos y antojos. Esto significa que a veces tomamos decisiones fundamentales en base a circunstancias o emociones pasajeras con nuestra visión limitada. Escogemos aquello que nos parece la «mejor opción» según nuestros sentimientos cuando en realidad es la peor. Esto es realmente algo muy peligroso, pues cada una de las decisiones que tomamos tienen repercusiones importantísimas. Es por eso que debemos someter nuestra voluntad a la de Dios, pues El siempre elegirá para nosotros todo aquello que nos ayude a cumplir su perfecto propósito en nuestras vidas. Dios tiene una visión más amplia que la tuya y él sabe cual camino te conviene y es mejor para ti.
Proverbios 5:21 Los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y él considera todas sus veredas.
Isaías 55:9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Quizás pienses dentro de ti: «es que mira.. como los otros pueden hacerlo y yo no puedo» «mira como ellos se procuran sus cosas y les va bien» ¿Por qué yo no?
¿Sabes por qué amado hermano? Porque eres especial, eres escogido, hay un propósito grande sobre ti, eres un elegido de Dios, así que ya no te lamentes más pues esto es un ENORME y ÚNICO privilegio.
Si Dios te ha negado hacer algo es principalmente por 3 motivos:
- Va en contra de sus mandamientos y su Palabra.
- No es lo que él diseñó para ti pues tiene algo mayor que entregarte.
- Sí es su voluntad, pero no en este preciso momento.
Ahora vamos a considerar dos preguntas.
¿Qué sucede si hago mi voluntad?
El mejor ejemplo que me viene a la mente para ilustrar esto se encuentra en 2 Samuel 11:1-27 y 2 Samuel 12:1-25
Este pasaje me habla de David un hombre amado por Dios que pasó de ser un simple pastor de ovejas a rey de Israel. David también amaba a Dios y conocía muy bien sus mandamientos pero en una ocasión puso sus ojos en una mujer casada llamada Betsabé, tuvo relaciones con ella y luego de mandar a matar a su esposo Urías la tomó como esposa. En resumen esto fue lo que sucedió pero lo que más me llama la atención es lo que le dijo el Señor a David cuando mandó al profeta Natán para amonestarlo y confrontar su pecado.
Mira lo que le dijo:
2 Samuel 12:7-10
7 Entonces dijo Natán a David:
—Tú eres ese hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: “Yo te ungí como rey de Israel y te libré de manos de Saúl, 8 te entregué la casa de tu señor y puse en tus brazos a sus mujeres; además te di la casa de Israel y de Judá; y como si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. 9 ¿Por qué, pues, has tenido en poco la palabra de Jehová, y hecho lo malo delante de sus ojos? A Urías, el heteo, lo mataste a espada y tomaste a su esposa como mujer. Sí, a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. 10 Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste y tomaste la mujer de Urías, el heteo, para que fuera tu mujer.”
De todas las cosas que le dijo el Señor yo pienso que lo que más le dolió a David fue cuando Dios le dijo: «has tenido en poco mi palabra» «me menospreciaste» .
Todo lo que había hecho David se resumía en esa dolorosa frase: ME MENOSPRECIASTE.
Eso está tremendo, yo pienso que esas palabras fueron como un puñal que atravesaron su corazón ¿Sabes por què?
Porque menospreciar su Palabra y su voluntad es igual que menospreciarlo a él.
Cuando escogemos hacer nuestra voluntad no estamos amando ni valorando a Dios como él se merece, estamos prefiriendo otras cosas en su lugar, es por eso que Cristo dice en Juan 14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Así que más allá de las consecuencias que vamos a tener que enfrentar por desobedecer como la vergüenza, el dolor, el daño emocional, espiritual y físico lo peor que nos puede pasar es que vamos a herir el corazón de Dios.
La otra cosa terrible que sucedió es que con ese hecho David dio ocasión de blasfemar a los enemigos del Señor. Esto significa que los enemigos de Dios que antes veían a David como el elegido, cuando se enteraron de lo que David había hecho comenzaron a murmurar y burlarse del Señor. Es como si en el día de hoy dijeran: «Mira.. ¿él no decía que era cristiano? … pues mira lo que hizo… menos mal que creía en Dios… »
Amados que el Señor nos fortalezca y nos libre de que esto nos suceda, pero si ya te sucedió quiero que sepas que Dios puede perdonarte y restaurarte para que nuevamente puedas levantar y enaltecer su nombre con tu vida.
¿Qué debo hacer si estoy pasando esa prueba en este momento?
1-ORA
Esa oración la debes hacer con mucho respeto pero también con mucha SINCERIDAD. Pídele a Dios que tu corazón no se endurezca. Exprésale en un modo claro exactamente como te sientes, cuales son tus temores, gustos, anhelos, deseos, necesidades personales, cosas que no te agradan de tu vida actual. Algo que me ha ayudado mucho hasta el día de hoy es acercarme confiadamente delante del Señor, es de suma importancia tener «identidad de hijos» Un hijo se acerca a su padre con confianza le habla con respeto pero a la vez diciéndole las cosas en modo claro como están. Créeme, una vez que ores en ese modo tendrás una buena parte de la batalla ganada. Luego date tiempo de procesar todo y simplemente aprende a descansar.
2- TRAE A MEMORIA LAS VICTORIAS PASADAS
Pídele a Dios que te recuerde, que te traiga a memoria las victorias pasadas, como él ha sido contigo hasta el día de hoy, cuales son los motivos por los cuales tú puedes confiar en él. Piensa en el pasado y pregúntate: ¿hasta el día de hoy alguna vez Dios me ha defraudado? Seguro que no, entonces no lo hará ahora tampoco.
3- RECUERDA CUALES SON SUS CARACTERÍSTICAS Y ATRIBUTOS
Por ejemplo: su fidelidad, santidad, misericordia, amor, poder.
4- NO BUSQUES TU PROPIO CAMINO
No te procures tú mismo esas cosas que crees que necesitas, deja que sea Dios el que te las entregue en su voluntad y tiempo.
5- PIENSA EN LOS BENEFICIOS
Él estará contigo, sus ojos estarán sobre ti y sus oídos atentos a tus oraciones, todo lo que le pidas en su voluntad lo vas a recibir (1 Juan 5:14) E te defenderá de tus enemigos, serás libre de todas las cosas que quieren dañarte, tendrás paz.
Isaías 26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
6- CONFÍA
La palabra confiar significa: apoyarse, creer, tener seguridad en algo o alguien, descansar, fiarse.
Hay ocasiones en las que nuestra confianza no la depositamos en Dios sino que la ponemos en otro hombre (o en nosotros mismos) es por eso que como dice el versículo inicial: Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre.
Al final el único modo de abandonarnos a su voluntad es confiando en él.
Salmos 37:4-5
4 Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón.
5 Encomienda a Jehová tu camino, confía en él y él hará.
Este versículo bíblico es más iluminante y esperanzador de lo que imaginas, pero vamos a estar analizándolo en otra entrada ¡No te la pierdas!
Recibe un fuerte abrazo de mi parte, que el Señor te fortalezca, te cubra con su amor inmenso, te ayude a ganar esta batalla y bendiga grandemente tu vida.
Fuente: Pasión por la Palabra