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Luchar contra el pecado de la ira

Luchar contra el pecado de la ira

¿Qué es la ira?

En relación a la expresión de las emociones involucradas en el proceso de supervivencia primitivo, físicamente, el hombre no era el más eficiente: corre más lento que muchos animales, nada más lento, tiene una vista limitada.

Debió aprender a huir o luchar para lograr sobrevivir. En la actualidad, podemos darnos cuenta que la frustración y los caprichos de la vida que causan un sentimiento de ira, se origina desde nuestros antepasados.

Inclusive, son perfectamente perceptible las patadas que puede dar un bebé en el útero cuando está fatigado o incómodo; sigue siendo una reacción natural para lograr comunicarse después de nacer, hasta que logra aprender el lenguaje de las palabras.

En el estado natural del hombre, la ira está vinculada a nuestro instinto de auto protección y defensa; en la adultez, la ira es una emoción a tener en cuenta, un aspecto que nos invita a actuar con racionalidad y a saber escucharnos a nosotros mismos y a los demás.

¿Qué es la ira?

La ira es una emoción que se manifiesta como el dolor, que nos indica que algo está mal, que revela una lesión. Al igual que cualquier otra emoción como tristeza, alegría o miedo; la ira también se puede desbordar espontáneamente de forma repentina para hacerse incontrolable.

Una vez salida de control, la ira o cólera cómo también se le conoce, refleja un movimiento desordenado de la mente que conduce a la violencia.

Desde un punto de vista físico, la emoción es fácil de reconocer a través del aumento del ritmo cardíaco, la contracción muscular y la tensión. El cuerpo libera adrenalina, lo que lleva a la persona actuar con rapidez.

En este nivel de ira, el individuo se expresa con tono de voz alto o gritos, gestos corporales violentos, palabras ofensivas y deseos de venganza.

Esta tensión lleva a la persona a tomar decisiones sin pensar, lo que puede, en algunos casos, causar serios problemas y perjudicar las relaciones sociales.

Ira u odio ¿Cuál es la diferencia?

La ira

La ira es temporal, es el resultado de un conflicto interno, una contradicción, una lucha entre la pasión y la razón que puede aumentar la presión, a tal punto, que no es posible contenerla y estalla; esta reacción puede ser dirigida a una persona, una cosa o una circunstancia.

El Odio

Mientras que el odio está más relacionado con un sentimiento negativo hacia alguien específico, que puede estar acumulado desde hace tiempo. Es una emoción dañina que incita a hacer daño a esa persona o a desearle cosas negativas.

¿Por qué la ira es un pecado?

La ira es un pecado porque generalmente es motivada por el egoísmo y porque en vez de dirigir la energía generada hacia la causa, muchas veces se dirige contra la persona en cuestión, con una alta probabilidad de agredir o hacer daño.

La ira se convierte en uno de los 7 pecados capitales, cuando dejamos que se desborde y se complique la situación, devastando todo a su paso, muchas veces con consecuencias irreparables.

También se convierte en pecado cuando la persona enojada se rehúsa a controlarse y no acepta ayuda, conservando el resentimiento, lo que conlleva a la depresión y al odio.

¿Por qué la ira es mala?

Muchos expertos aseguran que cuando se presenta la ira, el miedo está ausente, lo que pude llevar a la persona a reaccionar violentamente sin razonamiento, como una especie de locura temporal.

Esta reacción violenta puede ser ciega y muy devastadora para las relaciones interpersonales y sociales. A diferencia de otros pecados mortales, la ira es muy mala porque condena a la persona a estar sola.

¿Cómo combatir la ira?

Es posible combatir la ira, sin embargo, lo primordial es que la persona admita y reconozca que existe el problema, de lo contrario todo lo que se haga para evitarla, será en vano. Una vez aceptada la culpa, se puede poner en práctica ciertas actitudes para manejar el control de la ira.

  • No siempre está en nuestras manos hacer justicia, habrá situaciones en que simplemente la Justicia Divina se puede encargar de cobrar ciertas acciones. Por lo tanto, es importante poner en práctica la fe y dejar en manos de Dios, los problemas que no se pueden resolver.
  • Evitar el rencor y los pensamientos de venganza y de querer pagar un mal con más daño.
  • Durante un evento que provoque la ira, es importante poner en práctica ejercicios de respiración o meditación. Luego abordar la situación mediante el diálogo con una voz calmada y con mucha honestidad.
  • Evitar dejar acumular los problemas que pueden desatar la ira, tratar de conversar el momento en que sucedan para aclarar la situación.

La ira según la biblia

La ira no siempre es pecado. La Biblia aprueba la llamada «ira santa» la ira de Dios que obra hacia la justicia y la distingue de la ira del hombre.

Según las Santas Escrituras, la ira de Dios se revela por la indignación hacia el pecado, mientras que la ira del hombre es también una indignación, pero relacionada con una falta cometida, donde él se ha visto perjudicado.

El Nuevo Testamento usa un conjunto de palabras de origen griego para referirse a la ira. «pasión y energía» «agitación y burbujeo». Bíblicamente hablando, la ira es una energía dada por Dios para ayudar a resolver nuestros problemas.

Algunos ejemplos de la ira bíblica incluyen la actitud de Pablo mencionada en Gálatas 2.11-14, que se opuso a Pedro por el mal ejemplo que dio; la reacción de David al escuchar el profeta Natán traer la injusticia (2 Samuel 12); la ira de Jesús por la forma en que algunos judíos habían contaminado el culto en el templo de Dios en Jerusalén (Juan 2,13-18).

Se puede ver que ninguno de estos ejemplos son en defensa de intereses propios, sino por la defensa de otros o de un principio.

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