¿Alguna vez te has preguntado si en verdad Dios tiene el control? Puede que algo haya ido mal con tu salud, tus relaciones, tu trabajo o cualquier otra situación en tu vida, y te preguntas: ¿Lo sabe Dios? ¿Le importa a Dios? ¿Hay algo que Él pueda hacer al respecto?
Una de las cosas que recuerdo muy bien sobre el tiempo del obispo Sandy Millar como pastor de nuestra iglesia HTB, es que siempre que las cosas parecían torcerse o estábamos ante algún tipo de crisis, nos recordaba a todos esto: «El Señor reina». Dios no solo te ama; también es el Señor soberano de todo y tiene el control último sobre tu vida. También tiene el control sobre todos los sucesos de la historia.
Como A.W. Tozer escribió: «Dios es amor y Dios es soberano. Su amor le dispone a desear nuestro bienestar eterno y Su soberanía le permite asegurarlo».
1. El Señor reina desde la concepción a la muerte
Salmos 139:11-16No tienes que preocuparte por la muerte ni temerla. Dios tiene un buen plan y propósito para tu vida. Incluso antes de que nacieras, ya había planificado todos los días de tu vida (v.16). «Me formaste de una manera formidable y maravillosa» (v.14, Biblia del jubileo, JBS).
La vida humana comienza en el momento de la concepción. El amor soberano de Dios alcanza a aquellos que aún están en el seno materno. Ahí es donde nuestra historia personal comenzó:
«Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación:
todo estaba ya escrito en tu libro;
todos mis días se estaban diseñando,
aunque no existía uno solo de ellos» (v.16).
Dios tiene el control desde el momento de la concepción hasta el de tu muerte y más allá. Pon tu confianza en Él.
Señor, gracias por Tu amor soberano por cada ser humano. Ayúdanos a dar ese mismo amor y protección a todos.
2. El Señor reina sobre cada área de tu vida
3 Juan 1:1-14Dios quiere traer restauración a cada área de tu vida hoy. El apóstol Juan ora por su querido amigo Gayo de una manera integral abarcando todo: «Oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente» (v.2).
Juan estaba encantado de oír que Gayo estaba progresando espiritualmente: «Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad […] Delante de la iglesia ellos han dado testimonio de tu amor» (vv.4,6).
Pero la oración de Juan alcanza más allá de lo «espiritual», hasta llegar a las necesidades físicas de Gayo. No hay nada de malo en orar por que los amigos disfruten de «buena salud» y por que «[les] vaya bien en todos [sus] asuntos» (v.2).
La fe se hace visible mediante el amor, el cual es algo práctico. La hospitalidad es un acto de amor. Brindando «hospitalidad» así colaboramos «con ellos en la verdad» (v.8).
Cuando eres hospitalario te haces parte de una larga tradición cristiana que se remonta al Nuevo Testamento.
Juan advierte a Gayo sobre Diótrefes, quien «como si fuera poco, ni siquiera recibe a los hermanos, y a quienes quieren hacerlo, no los deja y los expulsa de la iglesia» (v.10). Le «encanta ser el primero entre ellos» y no tiene nada que ver con Juan, pero esparce «palabras malintencionadas» sobre él (vv.9-10). Ni siquiera un apóstol tan santo y amoroso como Juan se ganó la aprobación de todo el mundo.
Insta a Gayo a que «no imites lo malo, sino lo bueno» (v.11) y ora diciendo: «La paz sea contigo» (v.14).
Juan no escribe todo en papel de manera deliberada (vv.13-14). Es mejor reservar algunas cosas para los encuentros cara a cara.
Señor, oro por mi familia y por ms amigos, para que disfruten de buena salud y para que en todo les vaya bien.
3. El Señor reina sobre los sucesos y la historia
Zacarías 1:1-4:14No solo en tu vida las cosas pueden ir mal y hacerte cuestionar si Dios tiene de verdad el control. A veces, al mirar los sucesos de la historia, nos preguntamos qué es lo que está pasando. ¿De verdad «reina» el Señor en todo este caos?
El público original de Zacarías necesitaba que le fuera recordado que «el Señor reina». Él era un sacerdote y profeta, que había profetizado al pueblo que había regresado a una Jerusalén devastada después de muchos años de exilio. Zacarías hace que alcen su mirada a Dios con mensajes de esperanza y de salvación. Dios reina, ¡y no ha abandonado a Su pueblo!
En el corazón de esta esperanza renovada, están las promesas de una relación renovada con Dios, las cuales se cumplen en última instancia por medio de Jesús. Una y otra vez, vemos destellos de Jesús en estas visiones.
1.Dios regresará (capítulo 1)
El libro abre con una llamada al arrepentimiento, pues Dios llama al pueblo a retornar a Él. Junto con la llamada hay una promesa: «“Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes —afirma el Señor Todopoderoso—“» (1:3). Volverse a Dios significa arrepentirse y admitir nuestra culpa (v.6).
La promesa de Dios de regresar es ilustrada por una visión de un hombre a lomos de un caballo rojo (v.8). Dios promete que todo está bajo control (v.11, MSG) y que ellos le importan (v.14, MSG). El Señor reina, Él te ama.
Parece que los arbustos de mirto son una imagen del pueblo de Israel de entonces (y de la iglesia ahora) y así simbolizan a Jesús (el hombre a lomos del caballo rojo), que está firme en medio de su iglesia.
Si es así, entonces es Jesús que intercede por la iglesia (v.12). Su intercesión fue respondida: «Volveré a compadecerme de Jerusalén. Allí se reconstruirá mi templo» (v.16). Este versículo tuvo un cumplimiento literal histórico con la reconstrucción del Templo de Jerusalén, pero también se aplica a la iglesia.
2.Dios protegerá (capítulo 2)
Después, Zacarías vio a un hombre con un cordel de medir en su mano (2:1). Una vez más ¿podría ser Jesús? Dios promete que Jerusalén será una ciudad sin muros y que Él será un muro de fuego a su alrededor con Su gloria dentro de ella. La iglesia es la nueva Jerusalén, una ciudad sin muros (v.4). Es la «niña de sus ojos» (v.8). El Espíritu de Dios vive en medio de nosotros (v.10).
Les asegura: «La nación que toca a mi pueblo, me toca la niña de los ojos» (v.8). Les promete que «yo vengo a habitar en medio de ti» (v.10).
3.Dios perdonará (capítulo 3)
Tengo la costumbre de guardar bolígrafos en el bolsillo trasero de mis pantalones y después sentarme sobre ellos, dejando en los mismos una mancha imposible de quitar por más que los lave.
Tú no puedes quitar la mancha de pecado de tu vida, pero Jesús puede.
El ángel del Señor parece prefigurar a Jesús. De pie ante el ángel del Señor (Jesús), Zacarías vio a Josué el sumo sacerdote, y a Satanás como parte acusadora (3:1). El nombre «Satanás» significa el acusador (ver Apocalipsis 12:10).
Pero Jesús es mucho más poderoso que Satanás. El Señor reprendió a Satanás y dijo a Josué: «¿Acaso no es este hombre
un tizón rescatado del fuego?» (Zacarías 3:2). Esta es una imagen que se aplica a todos aquellos que han sido rescatados por Jesús.
Josué estaba vestido con «ropas sucias» en presencia del ángel (Jesús) (v.3) quien dijo: «¡Quítenle las ropas sucias! […] Te he liberado de tu culpa, y ahora voy a vestirte con ropas espléndidas» (v.4). Jesús te limpia y te vuelve a vestir por medio de la cruz.
El Señor Todopoderoso dice: «Estoy por traer a mi siervo, estoy por traer al Renuevo» (v.8; ver Jeremías 23:5f). Y continúa, «¡En un solo día borraré el pecado de esta tierra!» (Zacarías 3:9). El primer Viernes Santo fue el día en el que Jesús quitó todo el pecado en un solo día.
El resultado es que «en aquel día, cada uno de ustedes invitará a su vecino a sentarse debajo de su vid y de su higuera» (v.10). Ambos juntos son símbolo de paz, seguridad y prosperidad.
4.Dios te dará Su Espíritu (capítulo 4)
La palabra de Dios vino a Zorobabel: «No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu» (4:6). Ni el Templo ni la iglesia están construidos por fuerza o poder. Como dice The Message: «No se pueden forzar estas cosas. Solo suceden por medio de mi Espíritu» (v.6, MSG).
¿Te estás enfrentando a alguna situación que parece imposible? No puedes vencer por la pura fuerza de voluntad. Pide la ayuda del Espíritu Santo.
No desprecies «los días de los modestos comienzos» (v.10). No mires a lo que parecen logros menores como si no tuvieran importancia. No desdeñes «los modestos comienzos», aparentemente insignificantes y humildes. El Reino de Dios comienza por una semilla de mostaza que llega a convertirse en un árbol muy grande. Dios no discrimina las cifras pequeñas; no hay nada pequeño si Dios está en ello. Todo lo grande tiene un comienzo pequeño. Nada de lo que haces por Dios pasa desapercibido y deja de recibir su recompensa. Puede que no veas los frutos, pero en todo caso estás cumpliendo los propósitos de Dios. No abandones tu sueño.
El Señor reina; está a cargo de los sucesos de la historia. En su amor soberano, por su Espíritu, el Templo fue reconstruido partiendo de un día de modestos comienzos. Ahora puedes confiar en que Él seguirá edificando Su iglesia desde los modestos comienzos por medio de Su Espíritu.
Fuente: Bible in One Year
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