Según la Biblia, el amor de Dios es incondicional hacia la humanidad. Dios creó a la humanidad para sus propósitos divinos. En el Jardín del Edén, los primeros humanos, Adán y Eva, desobedecieron el único mandamiento de Dios y cometieron el primer pecado, rompiendo su unidad y compañerismo con él. Dios juzgó a la humanidad por este pecado, pero su amor por ellos no terminó. Él continuó cuidando a Adán y Eva y sus descendientes.
A pesar de varios juicios a lo largo de la historia, como en el Jardín del Edén, a través del Diluvio durante el tiempo de Noé, los juicios durante el tiempo de los Jueces, y sobre Israel al sacarlos de su tierra a Babilonia, Dios continuó mostrando su amor incondicional a su pueblo. Una gran parte del amor incondicional de Dios incluía la predicción y el envío del Mesías, Jesucristo, como el que vendría como sacrificio por los pecados y ofrecería la vida eterna con Dios.
Este plan incluía un nacimiento virginal perfecto (Isaías 7:14; Lucas 2: 1-20), que Dios tomara forma humana (Juan 1:14), que viviera una vida sin pecado (Hebreos 4:15), que se ofreciera como un sacrificio en la cruz, y que resucitase de entre los muertos. Juan 3:16 declara que aquellos que creen en el Hijo de Dios tendrán vida eterna. Esto no se basa en obras humanas, sino en la gracia a través de la fe en Jesucristo (Efesios 2: 8-9).
Jesús mismo enseñó que el sacrificio de sí mismo en la cruz fue el mayor amor que pudo mostrar a la humanidad: «Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.» (Juan 15:13). Efesios 2: 4-5 agrega: «Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!»
En contraste, si alguna condición hubiera sido puesta sobre la humanidad antes de que Dios mostrara su amor, entonces nadie sería digno de recibir su amor. Toda persona ha pecado y se ha hecho indigna ante los ojos de Dios (Romanos 3:23). Es solo a causa de la gracia de Dios que recibimos Su amor incondicional que se ha revelado más poderosamente a través de la vida y el sacrificio de Jesucristo.
1 Juan 4: 9-10 declara: «Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.» El amor incondicional de Dios para con nosotros es lo que nos permite amar a los demás. Solo Él puede redimirnos y cambiar nuestros corazones para mostrar amor como Él nos ha amado. Como 1 Juan 4:19 enseña: «Nosotros amamos porque él nos amó primero.»
Fuente: Compelling Truth