Como un modismo, «la gracia salvadora» se refiere a «una cualidad redentora» que hace que alguien o algo sea aceptado. Pero ese no es el significado bíblico. La palabra gracia en la Biblia significa «ayuda divina inmerecida dada a los seres humanos para su regeneración o santificación», o «la bondad de Dios para aquellos que no la merecen». Bíblicamente, «la gracia salvadora» es la gracia de Dios que salva a una persona.
Las Escrituras dicen que la gracia, la gracia inmerecida del Señor, es necesaria «ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él» (Romanos 3:20). La única manera de recibir la gracia salvadora de Dios es a través de la fe en Cristo: «Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios…la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él» (Romanos 3:21-22).
La gracia salvadora resulta en nuestra santificación, el proceso por el cual Dios nos conforma a la imagen de Cristo. En el momento de la salvación por gracia a través de la fe, Dios nos hace nuevas criaturas (2 Corintios 5:17). Y Él promete nunca abandonar a Sus hijos: «estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» (Filipenses 1:6).
No tenemos nada en nosotros que nos lleve a buscar a Dios (Romanos 3:10-11); no tenemos «gracia salvadora» por nuestra propia cuenta. Siendo básicamente inaceptable a Dios, preguntamos juntamente con los discípulos de Jesús: «¿Cómo podemos ser salvos?» La respuesta de Jesús es alentadora: «Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios» (Lucas 18:26-27). La salvación es la obra de Dios. Él da la gracia que necesitamos. Nuestra «gracia salvadora» es Cristo mismo. Su obra en la cruz es lo que nos salva, no nuestro propio mérito.
Es fácil pensar que por nuestra fe, estamos contribuyendo de alguna manera a nuestra salvación. Después de todo, el mérito de Cristo debe aplicarse a nosotros por la fe, y parece que nuestra fe viene de nosotros mismos. Pero Romanos 3:10-12 dice que ninguno de nosotros busca a Dios. Y en Efesios 2:8 dice: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto [la fe] no de vosotros, pues es don de Dios». Hebreos 12:2 dice que Jesús es el autor y el consumador de nuestra fe. La gracia salvadora de Dios es completamente Su don. Incluso nuestra capacidad para aceptar Su gracia salvadora es otro don de Dios.
Fuente: Got Questions