Si tú eres como muchos cristianos, supongo que quieres agradar a Dios con tu vida. Al mismo tiempo, con toda honestidad, algunas veces te cansas de intentar vivir una vida cristiana. A veces sientes que simplemente es demasiada presión.
Cuando yo era atea, el pecado no era un problema para mí. No estaba consciente de él. Realmente no sentía culpa. Pero cuando me convertí al cristianismo…uff. Me encontré con que había cosas que Dios no quería en mi vida. También me volví consciente de la necesidad de amar a los demás, de leer la Biblia, de orar, de compartir mi fe, de enseñar a otros, etc. A veces he pensado: “Era más fácil cuando era atea.” Ahora que conozco a Dios, siento una tremenda responsabilidad de agradarlo con mi vida. Podía leer la Biblia, leer un mandamiento y parecía que versículo tras versículo yo podía honestamente decir: “Sí, buena idea, necesito hacer eso más seguido.”
Afortunadamente Dios me enseñó algo en las Escrituras que me dio total libertad de esa enorme responsabilidad y de esa forma de pensar a tal punto que pude ver a Dios otra vez y disfrutar profundamente mi relación con él. Hay un enorme principio en la escritura que va a través de Romanos, Gálatas, Efesios, 1ª. Y 2ª. de Corintios y… por todos lados.
Aquí está: Dios no te exige perfección. Dios no está esperando que des la talla. Dios nunca pensó que tú podrías vivir una vida cristiana, ni espera que puedas ahora llenar sus santos estándares. Si él hubiera pensado que podías hacerlo, no hubiera mandado a su hijo a la tierra a morir por ti; pero lo hizo.
Jesús dijo a las multitudes: “Por lo tanto, deben ser perfectos, como su Padre Celestial es perfecto.” Así que es cierto que las leyes de Dios, sus mandamientos, requieren de perfección. Si tuviéramos que ser aceptados por Dios basándonos en cumplir los mandamientos, tendríamos que ser perfectos. ¡Sin embargo Jesús vino a salvarnos del castigo por nuestros pecados!
Dios está consciente de la brecha entre su perfección y tu pecaminosidad. Incluso como cristianos, hay una constante tensión dentro de nosotros tratando de acortar esa brecha, de tal forma que nos sintamos más cómodos y más cerca de Dios. Algunos tratarán de cerrar esa brecha tratando de bajar los estándares de Dios: “Dios no quiso decir exactamente que…” Otros tratarán de cerrar esa brecha tratando de mejorar su desempeño: “Me esforzaré más…”
¿Qué dice Dios exactamente acerca de esa brecha? Está ahí y siempre lo estará. Pero tú, que has puesto tu fe en Jesús, que lo has recibido en tu vida, has sido perdonado, declarado justo, precioso ante sus ojos, sostenido en sus manos para ser cuidado, eres completamente suyo y te ama incondicionalmente, a pesar de esa brecha.
Por lo tanto, como hemos sido justificados a través de la fe, tenemos paz con Dios a través de nuestro Señor Jesús, a través de quien tenemos acceso por fe, a su gracia, en la cual ahora estamos.”1
Sin embargo es común que llegarás a un punto en tu vida en el que comenzarás a pensar que seguramente Dios debe ahora querer alguna compensación.
El propósito de este artículo es evitar que caigas en la trampa de sentir que debes “portarte bien” para Dios. La Escritura nos previene de esto, porque eso te robaría la alegría de conocer a Jesús.
Así que ahora pon mucha atención a lo que Dios dice acerca de tu relación con él. Vamos e ver las reglas del juego, lo que Dios dice acerca de él mismo.
¿Cómo llegaste a ser cristiano?
Cuando recibiste a Cristo en tu corazón, mira todo el peso de responsabilidad que Dios cargó en ese proceso, a comparación de lo que fue tu esfuerzo.
- Dios te escogió desde antes de la fundación del mundo y te llamó suyo.2
- Dios vino a la tierra por ti.3
- Dios personalmente murió por tus pecados.4
- Dios se aseguró de que alguien te explicara las escrituras.5
- Dios ofreció venir a tu vida.6
- Dios te dio el deseo de conocerlo y de responderle.7
- Dios entró a tu vida, te declaró justo y perdonado, y te llamó suyo.8
- Tú te volviste hacia él y lo recibiste.
Tú te conviertes en cristiano simplemente por responderle a Dios con fe. De esa misma forma él quiere que vivamos la vida cristiana… simplemente respondiéndole con fe. El peso de la responsabilidad (y la habilidad) es de Dios. Tú debes estar pensando: “Eso se oye bastante simple, ¿por qué tanto alboroto?” El problema es que casi cada cristiano queda atrapado en esto tarde o temprano. ¿Por qué?
Es de la naturaleza humana pensar que tú le debes algo a Dios por todo lo que te ha dado. Es también humano pensar que ahora que conoces un poco de la Biblia, que ahora que sabes un poco de la oración, o ahora que ya puedes hablar a otros un poco de Dios… ya es tiempo de tomar la responsabilidad de ser un “buen cristiano.” Nada como eso te quitará tan rápidamente el gozo de conocer a Dios.
Y si tú, por tu cuenta, no llegas a la equivocada conclusión de que ahora debes “portarte bien para Dios”, entonces, desafortunadamente, otros cristianos serán muy buenos en hacerte sentir culpa, presión y expectación para obedecer a Dios mejor. Este artículo (espero) te dará un entendimiento acerca de la Escritura para vivir la vida cristiana sin empezar a sentir el peso de las falsas expectativas de portarte bien para Dios. También te mostrará qué tan profundamente Dios te ama y cómo quiere que te relaciones con él.
Dios no ha establecido tu relación con él como algo que depende de ti, si no como algo que depende de él. Déjame ilustrarlo con estos versículos:
¿Cómo somos aceptados por Dios?
Tú fuiste declarado perdonado por su gracia (su bondad), debido a la muerte de Jesús por ti. Recibiste su regalo de perdón por creer que Jesús ha pagado por tus pecados, ¿correcto? Tú no te ganaste el perdón. Tú simplemente creíste cuando Dios dijo que te había perdonado.
“… Cuando la bondad y amorosa consideración de Dios nuestro Salvador apareció, él nos salvó, no por actos hechos por nuestra justicia, si no por su misericordia.”9 En él nosotros tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados, de acuerdo con las riquezas de la gracia de Dios que nos ha otorgado…”10
Bien, ahora que eres cristiano, ¿cambian las reglas? ¿Dios tiene ahora una larga lista de expectativas para ti? No. Ahora podrías pensar: “Espera un momento, la Biblia está LLENA de mandatos. No puedes leer un párrafo sin que te diga qué hacer.” Eso es cierto, pero mientras Dios te da los mandamientos, también te dice que no puedes obedecerlos por completo. De hecho, te dice que entre más duramente trates de obedecerlos, más verás tus pecados.11 También, entre más trates, más te sentirás un fracaso, merecedor del juicio y condenación de Dios, y más distante te sentirás de Dios.
El apóstol Pablo habla acerca de la frustración que él también sintió. Miró a la ley de Dios y dijo: “El mandamiento es santo, justo y bueno.” Por más que trató de vivir de acuerdo a esto, siguió pecando. El dijo: “Tengo el deseo de hacer lo que es bueno, pero no puedo hacerlo…el mal que no quiero hacer, es lo que hago.”12 En completa frustración él dijo: “Miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” Su solución: “Gracias doy a Dios, por Jesucristo nuestro Señor.”13
Los sentimientos de fracaso, pecado y condenación necesitan ser enfrentados con las Escrituras. “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.”14 “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.”15
Así que, cuando mires a los mandamientos de Dios, no pienses en obedecerlos con tu propio esfuerzo, en lugar de eso, pídele a Dios, que vive dentro de ti, que los produzca en tu vida. Si Dios dice que nos amemos los unos a los otros, no está esperando que vayamos con responsabilidad entusiasta y le mostremos lo amorosos que podemos ser. En lugar de eso, Dios quiere que dependas de él: “Dios, te pido que vivas en mi corazón y me ayudes a ver a esta persona como tú la ves y que pongas amor en mi corazón como tú lo amas. No puedo amar a la gente por mí mismo, pero te pido que tu amor se produzca en mi vida.”
¿Cuál es la diferencia?
Es la diferencia entre tratar de portarte bien para Dios por tus propios esfuerzos, y depender de Dios y confiar en Él para que viva a través de ti. No maduramos en independencia de Dios. Maduramos únicamente si permanecemos dependiendo de él, y él así lo quiere. El quiere que experimentemos la libertad y el amor al estar en relación con él, confiando en él, dependiendo de él. Dios no espera que actuemos para él.
La Biblia se refiere a los mandamientos como “la ley”. Ahora que tú eres cristiano, no estás bajo la ley o bajo el juicio o condenación de Dios, en lugar de eso, tienes perdón y vida eterna. Has sido liberado de las exigencias de la ley.
Pablo dijo: “Sabemos que un hombre no es justificado por cumplir la ley, sino por la fe en Jesucristo. Así que pongamos nuestra fe en Cristo Jesús para que seamos justificados por fe en Cristo y no por cumplir la ley, porque por cumplirla, ninguno será justificado.”16
¿Cuánto trató Pablo de enfocarse en los mandamientos de Dios y de cumplirlos? “…Morí a la ley así que ahora puedo vivir por Dios…he sido crucificado con Cristo…Cristo vive en mí. La vida que vivo en mi cuerpo, la vivo por fe en el Hijo de Dios, que me amó y se dio a sí mismo por mí. No me aparto de la gracia de Dios, porque si la justicia pudiera ganarse a través de la ley, Cristo murió por nada.”17
Antes de recibir a Jesús, tú estabas lejos de Dios, solamente podías conocer los mandamientos de Dios y estabas bajo el juicio de Dios, pero ahora conoces a Jesús y su Espíritu vive dentro de ti.
Dios dice: “Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en sus mentes.” Y ahí mismo dice: “Sus pecados y actos sin ley no los recordaré más.”18 Así que, en lugar de que la ley esté afuera de ti, cerniéndose sobre ti con sus exigencias, Dios ha puesto su ley en tu corazón y conforme el Espíritu Santo te cambia, te da un creciente deseo de hacer lo que lo complace. Al paso del tiempo, conforme creces en tu relación con Dios, él irá aumentando en ti el deseo y la capacidad de vivir una vida santa frente a él.
“Por su gracia has sido salvado, a través de la fe, y no por ustedes mismos si no como un regalo de Dios, no por obras, para que ninguno se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”19
Dios tiene un plan para tu vida, para usar tu vida en beneficio de otros y para su gloria. Tu relación es ahora con Dios, con su vida viviendo dentro de ti, produciendo buenas obras en ti.
¿Qué hacemos con el pecado?
Déjame plantear esta pregunta: ¿Qué hacer si le pides a Dios que produzca algo en tu vida o que te libre de determinado pecado, y sigues batallando? ¿Qué hacer si sigues teniendo mal genio o si sigues cayendo en tentación, o si te das cuenta de que estás orando o leyendo la Biblia solo por obligación? ¿Entonces qué? ¿Será hora de responsabilizarte y tratar de vivir la vida cristiana con tu propio esfuerzo? No. En el momento en que empieces a buscar portante bien para Dios, más verás tu fracaso, más te distanciarás de Dios, y menos gozo encontrarás en conocerlo.
Es fácil para un cristiano pensar que Dios recompensa el esfuerzo, porque es lo que la sociedad entera hace…sé responsable, trabaja duro, haz tu mejor esfuerzo…y serás recompensado. Un cristiano puede ver los mandamientos en la Biblia y pensar: “Sí, si yo me esfuerzo lo suficiente puedo hacer eso.” Y se llenan de frustración porque la Biblia dice que si nos enfocamos en la ley viene sólo una cosa… el estar concientes del pecado. Dios no ha establecido tu relación contigo sobre un sistema de esfuerzo y recompensa. La ha establecido así: él quiere que confíes en él para que produzca en tu vida lo que le complace.
Mientras vivas en la tierra vas a pecar. Nunca serás perfecto en esta vida. No sólo tú sabes esto, sino que Dios también lo sabe. Tan pronto como reconozcas el pecado en tu vida, confiésalo, y cree lo que Dios te promete: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad.”20
Sé paciente en dejar a Dios cambiarte
Enfócate en conocer a Dios. Busca conocerlo más a través de la oración, leyendo tu Biblia, relacionándote con otros cristianos y enseñando a otros… todo eso es bueno. Pero tu fe no es para que confíes en tu esfuerzo, sino en la capacidad de Dios de trabajar en tu vida. Jesús dijo que es como las uvas en el viñedo. Jesús es la vid principal y nosotros como las ramas. “Permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. Ninguna rama puede dar fruto por sí misma, tiene que permanecer en el árbol. Tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.”21
Jesús dijo: “Como el Padre me ha amado, así los amo a ustedes. Permanezcan en mi amor.”22
¿A qué se refiere Jesús con “obedezcan mis mandamientos?
La forma correcta de vivir, la forma en la que experimentarás la vida abundante de la que Jesús habló y te convencerás de su amor por ti, es haciendo lo que él dice. Jesús dijo: “Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y he permanecido en su amor. Les digo esto para que mi gozo permanezca en ustedes y su gozo sea completo.”23 El quiere que vivas de acuerdo a lo que dice que es correcto y experimentes su amor y gozo como cristiano. Pero la forma en la que obedeces sus mandamientos es dependiendo de él para lograr cumplirlos.
Cuando veo un versículo en donde Dios dice: “Haz esto…” inmediatamente le digo: “Buena idea, quiero que mi vida te agrade, te pido que construyas eso en mi vida a través de tu Espíritu. Dame la habilidad para obedecerte. Voy rumbo al desastre si pienso que puedo obedecerte yo solo, te pido que cambies lo que necesites en mi mente o en mi vida para que mi vida se alinee con este versículo.” Y dejo de preocuparme. Escribo el versículo, medito en él, talvez hasta lo memorice, pero mi fe para hacerlo descansa en Dios.
Dios te ha liberado de las exigencias de la ley y te invita a descansar en él, depender de él… donde puedes regocijarte totalmente en la intimidad de conocerlo.
“Así que, mis hermanos, ustedes también murieron a la ley mediante el cuerpo de Jesús, para que sean de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.”24
“Pero ahora estamos libres de la ley para que podamos servir en el nuevo régimen del Espíritu…”25
“Porque el fin del la ley es Cristo, para que sea justo todo aquél que cree.”26
“En cambio, si alguno cree en Dios, que hace justo al pecador, Dios le tiene en cuenta su fe para reconocerlo como justo, aunque no haya hecho nada que merezca su favor…”27
(1) Romanos 5:1,2 (2) Efesios 1:4; 2 Timoteo 1:9 (3) Juan3:16 (4) Romanos 5:8 (5) Efesios 1:13 (6) Apocalipsis 3:20; Juan 1:12,13 (7) Apocalipsis 3:20 (8) 1 Juan 3:1; Colosenses 1:13,14; Efesios 1:4; Juan 1:12 (9) Tito 3:3-7 (10) Efesios 1:7 (11) Romanos 3:20 (12) Romanos 7:18,19 (13) Romanos 7:24,25 (14) Romanos 8:1 (15) Romanos 5:8-10 (16) Gálatas 2:16 (17) Gálatas 2:19-21 (18) Hebreos 10:16-17 (19) Efesios 2:8-9 (20) 1Juan 1:9 (21) Juan 15:4 (22) Juan 15:9 (23) Juan 15:10,11 (24) Romanos 7:4 (25) Romanos 7:6 (26) Romanos 10:4 (27) Romanos 4:5
Fuente: Empezando con Dios
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