Cristo limpia nuestra alma

¡Que satisfacción sentirse limpio! — Especialmente cuando estamos consientes que necesitamos una higiene desde la cabeza hasta los pies. Estar sucios, manchados, y con mal olor, es desagradable. Si uno se ha acostumbrado á la limpieza, con mayor razón aborrecerá la suciedad. Hay ocasiones, en que la falta de higiene personal te pone al margen de otras personas. Muchos no saben, ni se dan por aludidos respecto á nuestra condición de limpieza corporal, y somos nosotros los que sentimos vergüenza. Sin embargo, según nuestra condición sucia, pareciera que todos los ojos están puestos sobre nosotros. La condición desagradable por la falta de limpieza corporal, nos pone en situaciones vergonzosas de rechazo.

La realidad cotidiana, en la necesidad de la limpieza física; es también una vivencia interior del alma. La limpieza del corazón, los sentimientos puros, las palabras honestas, la amistad sincera, y las relaciones sin prejuicios; entre otras cosas, se debe al tratamiento de una limpieza espiritual. Obviamente, no me refiero á una perfección integral, ni á los asuntos místicos y legalistas en relación á una limpieza del alma. Me refiero á la conciencia y á la sinceridad abierta de una relación genuina con Dios, el Autor de la vida. Pero, aunque le demos vueltas al asunto, no llegaremos á un acuerdo humano y terrenal respecto al trato y al acercamiento del alma con Dios.

Solamente Dios provee los parámetros y lineamientos de una relación espiritual con él. No existe otro manual de instrucciones para el alma de las criaturas de Dios; solamente la Biblia, ni nada más, ni nada menos que la palabra de Dios. Las Escrituras son una fuente de conocimiento, revelación, enfoque, luz, moralidad, y verdad respecto á lo que necesitamos para alcanzar un limpieza total. Por más que que tratemos de ignorar la realidad espiritual de nuestra existencia trazada por Dios, no podremos cambiar la condición de nuestro espíritu, alma, y cuerpo. La Biblia dice:

Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado.” 1 Juan 1:7.*

Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.” Juan 15:3.

Para los que son puros, todas las cosas son puras; pero para los impuros e incrédulos nada es puro, pues hasta sus mentes y sus conciencias están corrompidas.” Tito 1:15.

Toda limpieza viene únicamente por medio de la fuente de perfección y pureza, que es la Sangre de Jesucristo. No es asuntó de una aplicación literal, si no de fe en la obra de redención hecha por Jesucristo, y á favor de la humanidad. La condición de obediencia y entrega de Jesús, fue únicamente por nosotros, transmitiendo los efectos agradables al corazón de Dios. Solamente por Jesucristo somos limpios de pecado, de mala conciencia, de corazón, y de obras muertas y sin valor.

No hay jabón que pueda limpiar tu alma, solamente podemos ser limpios por la preciosa Sangre de Jesucristo.

Fuente: Ovidio Barrios

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