¿Has pensado alguna vez en vivir por fe? ¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando crees que algún día vivirás por fe?
La idea que muchos tienen de vivir por fe es la de una persona que no tiene empleo, y que vive dependiendo de ofrendas y donativos provenientes de los feligreses de alguna congregación. Vivir por fe no es un estilo de vida propio de aquellos que ejercen un ministerio; aunque todos en algún momento tengamos que enfrentarlas, vivir por fe no es, ni significa, una vida de privaciones, de carencias, de crisis, de altas y bajas.
Vivir por fe significa vivir en una dependencia directa del Señor; es la confianza desarrollada por el Espíritu Santo de que todas las cosas, pensamientos, decisiones, y acciones, que producimos diariamente están sujetas al Señorío de Cristo, y que por nada seremos confundidos en cuanto a lo que esperamos de Él.
Conforme a mi mira y esperanza, que en nada seré confundido; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será engrandecido Cristo en mi cuerpo, o por vida, o por muerte.
Filipenses 1:20
Vivir por fe es el premio del Supremo llamamiento por el que todos hemos sido alcanzados por Cristo Jesús,
Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús.
Filipenses 3:14
Vivir por fe es perseverar sin flaquear en nuestros esfuerzos y convicciones como si se tratase de una carrera que recibirá galardón al final.
Por lo cual, si lo hago de voluntad, premio tendré; mas si por fuerza, la dispensación me ha sido encargada. … 24¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, mas uno lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
1ra. Corintios 9.17-24
Vivir por fe es entender que somos peregrinos y extranjeros en esta tierra, que nuestra morada es celestial, que por lo tanto no podemos amar las cosas materiales ni confiar en ellas como el recurso de nuestra existencia,
Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,
1ra. Pedro 2:11
Vivir por fe es entender que nuestra vida se sustenta de lo que Dios dice de nosotros, no de lo que el mundo pretende establecer sobre nuestra existencia,
Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo, que entre tanto que estamos en el cuerpo, peregrinamos ausentes del Señor; 7(Porque por fe andamos, no por vista.)
2da. Corintios 5:6-7
Vivir por fe es decidir que no viviremos por las demandas que el mundo nos presenta como exigencias de vida, pese a que ello signifique estar en desventaja acerca de aquello que desarrollamos ante los demás,
MIRAD cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él. 2Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes a él, porque le veremos como él es.
1ra. Juan 3:1-2
Vivir por fe es ser guiados por el Espíritu Santo,
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
Romanos 8:14
Vivir por fe es juzgar todas las cosas espiritualmente, no por la carne, es decir, no con base en los establecimientos humanos preestablecidos por las sociedades en que vivimos,
Mas el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente. 15Empero el espiritual juzga todas las cosas; mas él no es juzgado de nadie. 16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruyó? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
1ra. Corintios 2:14-16
Vivir por fe es preguntarle al Padre sobre cómo enfrentaremos un conflicto,
Empero Dios nos lo reveló a nosotros por el Espíritu: porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 11Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
1ra. Corintios 2:10-11
Hemos presentado varias definiciones que nos amplían el panorama espiritual de lo que significa vivir por fe; sin embargo, ¿hay alguna instrucción específica qué debemos cuidar para aprender a vivir por fe?
Sí, las hay. La Biblia destaca entre sus páginas varias instrucciones que promueven entre quienes las siguen, que puedan desarrollar la capacidad espiritual de vivir por fe. Señalaremos las dos instrucciones principales.
Aprender a esperar y perseverar en el Señor.
El principal recurso para desarrollar una vida de fe es esperar y perseverar en el Señor. Significa no solo esperar, es decir, dejar pasar el tiempo, sino sobre todo, perseverar en la Palabra que hemos recibido del Señor, la Palabra que se ha constituido en la promesa de vida.
He aquí, el ojo de Jehová sobre los que le temen, Sobre los que esperan en su misericordia; … 22Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, Como esperamos en ti.
Salmo 33:18-22
Espera en Jehová, y haz bien; Vivirás en la tierra, y en verdad serás alimentado. … 5Encomienda a Jehová tu camino, Y espera en él; y él hará. … 7Calla a Jehová, y espera en él: No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. … 9Porque los malignos serán talados, Mas los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. … 34Espera en Jehová, y guarda su camino, Y él te ensalzará para heredar la tierra: Cuando serán talados los pecadores, lo verás. … 40Y Jehová los ayudará, Y los librará: y libertarálos de los impíos, y los salvará, Por cuanto en él esperaron.
Salmo 37:3-40
Tenemos en Saúl un buen ejemplo de lo que ocurre cuando una persona no puede esperar en el Señor; Saúl fue desechado para no seguir siendo rey,
Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. … 13Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios, que él te había intimado; porque ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
I Samuel 13:8-13
Aprender a no recurrir a recursos externos
El único recurso de uno que ha dispuesto a vivir por fe es el Señor. No podemos recurrir a fuentes externos a Él pues esto trae maldición,
Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
Jeremías 17:5
Tenemos el ejemplo de Abraham,
Que desde un hilo hasta la correa de un calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, porque no digas: Yo enriquecí a Abram:
Génesis 14:23
Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. … 14Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.
Génesis 22:8-14
Es el consejo de Dios dado por el Espíritu Santo,
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Filipenses 4:19
Los recursos externos son equivalentes a una decisión de alejarnos de Dios,
Porque dos males ha hecho mi pueblo: dejáronme a mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no detienen aguas.
Jeremías 2:13
Aprender a desarrollar una actitud dadivosa y generosa hacia los demás, principalmente hacia los necesitados
Visto desde esta perspectiva, la demanda de Jesús al joven rico de que vendiera todo lo que tenía y lo diera a los pobres,[1] no fue una demanda caprichosa e injustificada, era mas bien parte del protocolo divino que Dios ha establecido para que el hombre y la mujer de fe aprendan a desarrollar un espíritu generoso y dadivoso. Claramente leemos en el relato que Jesús le adelantó que tendría tesoros en el cielo, así que no se trata de glorificar un estado de pobreza sino el de que la persona aprenda a valorar adecuadamente a aquellos en esta tierra que están desvalidos de los recursos para sobrevivir.
Este principio espiritual que de aquí lo llamaremos protocolo de vida por fe, está contenido en todos los escritos apostólicos. Leemos por ejemplo las palabras del apóstol Pablo que refiere la enseñanza de Jesús con respecto a la bienaventuranza de que la persona aprenda dar a los necesitados,
En todo os he enseñado que, trabajando así, es necesario sobrellevar a los enfermos, y tener presente las palabras del Señor Jesús, el cual dijo: Más bienaventurada cosa es dar que recibir.
Hechos 20:35
El apóstol Pablo también escribe a la comunidad de fe de Éfeso y les exhorta a aprender a ser benignos y misericordiosos,
Antes sed los unos con los otros benignos, misericordiosos, perdonándoos los unos a los otros, como también Dios os perdonó en Cristo.
Efesios 4:32
En su epístola a la comunidad de fe de Filipos les recalca que todo lo que el hombre siembra es lo que el hombre cosecha, por eso ninguna prosperidad surge por sí sola, surge por el cultivo de una vida desprendida de los bienes materiales, aprendiendo a ser generosos con los que necesitan, principalmente por aquellos que trabajan en predicar la Palabra,
15 Y sabéis también vosotros, oh Filipenses, que al principio del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia me comunicó en razón de dar y recibir, sino vosotros solos… 19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Filipenses 4:15-19
Finalmente, en su segunda epístola a los Corintios establece que Dios ama al dador alegre,
7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama el dador alegre. 8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra.
2da. Corintios 9:7-8
No se puede aprender a vivir por fe si no hay compromiso delante del Señor. Así que, en realidad, antes que cualquier otra acción, la primera instrucción que debemos seguir es decidir delante del Señor que estamos dispuestos a vivir por fe.
El compromiso delante del Señor es la base de construcción de una vida de fe. Ya anteriormente Jesús lo había establecido cuando estableció el fundamento del discipulado.
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios.
Lucas 9:62
¿Estás dispuesto a vivir por fe?
Fuente: Ministerio Cristo Rey
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