La palabra «Cristiano» es utilizada en muchos contextos diferentes hoy en día. Sin embargo, muy pocas personas entienden lo que significa ser un «cristiano carnal.” Si investigamos, no encontraremos la frase «Cristiano Carnal» en la Biblia, pero la Escritura sí enseña lo que significa ocuparse de la carne y llevar una vida caracterizada por nuestra vieja naturaleza de pecado o lo que heredamos como parte de la humanidad.
La palabra bíblica traducida «carnal» también es traducida «carne» y denota una mera naturaleza humana o la naturaleza terrenal de la humanidad aparte de la influencia divina, y por lo tanto, es propensa al pecado y en contra de Dios. Un cristiano carnal es un creyente en Cristo, que está más influenciado por su naturaleza humana o terrenal que de la naturaleza de Dios.
La Escritura enseña que tenemos nuestro tesoro en un vaso de barro (2 Corintios 4:7). Un vaso de barro se hace de tierra y Génesis 2:7 dice que Dios creó a Adán del polvo de la tierra. Podríamos decir entonces que tenemos lo que es nuestro como creyentes en Cristo en un cuerpo de carne o tierra. También se nos dice que cuando venimos a Cristo, somos una «nueva creación» (2 Corintios 5:17). Sin embargo, la nueva creación tiene que ver con nuestra vida espiritual y no es una transformación de nuestra vieja carne o nuestro cuerpo carnal. La cuestión entonces es lo que controla nuestro tesoro. Como cristianos carnales, ¿estamos siendo controlados por nuestra naturaleza pecaminosa o nos sometemos a la nueva creación, la cual es facultada por el Espíritu de Dios?
El Cristiano Carnal – ¿Cómo se define?
El apóstol Paul habla sobre los cristianos carnales en Romanos 8:6-7 y 1 Corintios 3:1-4. Las características de que se habla en estos pasajes son que la mente carnal o terrenal, que es el punto de vista humano, es enemistad contra Dios o anti-Dios. No puede agradar a Dios, es incapaz de digerir el alimento espiritual sólida, y está lleno de conflictos, envidia, y división. Estos son rasgos espirituales muy insalubres y la realidad es que todos los creyentes se ocupan de la carne en un momento u otro. Se trata de crecer y convertirse en cristianos maduros. Es un proceso que continúa a diario al reconocer nuestra necesidad de gracia y someternos al proceso. Nos rendimos completamente al Señor al trabajar Él a través de cada situación en nuestras vidas para conformarnos a su imagen.
Por tanto, sabemos que un cristiano carnal es aquel que se caracteriza por actitudes mentales internas que no están de acuerdo con el punto de vista de Dios, y, de nuestra actitud mental interna provienen nuestras acciones. Podríamos decir entonces que un cristiano carnal es aquel que no se centra en la Palabra de Dios, no ve la necesidad de obedecer a Dios, y no experimenta la abundante paz y alegría que son de los creyentes, si se someten al poder del Espíritu en sus vidas, en lugar de ser llevados por su vieja naturaleza carnal (Gálatas 5:16).
Un cristiano carnal es a menudo muy frustrado porque el Espíritu de Dios es fiel a nosotros, convenciéndonos de que cuando nos movemos según nuestra carne terrenal, no estamos cumpliendo el propósito de Dios para nosotros. Es nuestro propósito como hijos de Dios traer gloria a Él en todas nuestras decisiones y acciones, y así, cuando no estamos cumpliendo con nuestro verdadero propósito espiritual, sufrimos una miseria auto-infligida.
El Cristiano Carnal – ¿Cuál es el remedio?
¿Cómo puede usted ser transformado de ser un cristiano carnal a ser un cristiano guiado por el Espíritu? Encontramos una respuesta en Romanos 12:1-2 donde leemos que usted puede decidir presentar su cuerpo como un sacrificio vivo, separado para Dios, y no ser conformado o moldeado por la presión del mundo y la carne. Usted puede ser transformado, lo cual es un proceso continuo, permitiendo que la Palabra de Dios renueve su mente de modo que pueda demostrar o autentificar – poner a la prueba – lo que es la buena y aceptable o totalmente agradable y completa voluntad de Dios.
Es la voluntad de Dios para un cristiano carnal, madurar y crecer fuerte en su fe y su andar de obediencia. El proceso que lleva a un creyente en Cristo de un cristiano carnal, o lo que Hebreos llama «un niño en Cristo,» a uno que se dedica a la maduración como un hijo de Dios, es la opción de tomar dentro el alimento sólido de la Palabra, el cual nos equipa como cristianos para poder discernir o razonar lo que es bueno y lo que es malo, y lo que es bueno y lo que es mejor (Hebreos 5:13-14).
Fuente: All About Following Jesus
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