La falta de purificación en el alma conduce a malos pensamientos. Malos pensamientos promueven malas acciones que resultan en malas experiencias. Hay los que pasan por una crisis tras otra por causa de sus malas acciones. En su ignorancia, lo atribuyen a la mala suerte.
Pedro dice “Habiendo purificado vuestras almas” como algo que ya hemos hecho. Esto no quiere decir que no tenemos que volver a hacerlo. De continuo vivimos rodeados por la impureza. Resulta con la contaminación del alma. Por eso, la purificación del alma es algo que tenemos que hacer todos los días.
Pedro dice que es algo que se hace de dos maneras. En primer lugar, es por obedecer la verdad. Si alguien pregunta, “¿qué es la verdad?” decimos que estamos de acuerdo con las palabras de Jesús cuando el dijo “Tu Palabra es verdad” (Juan 17:17). Jamás he conocido a alguien que ha pasado por angustias por haber obedecido la Palabra de Dios. Puede ser que sufrió persecución o la crítica, pero eso era por culpa de otro. La Palabra de Dios nos guía en saber y hacer lo que es justo y bueno. Así podemos cumplir con I Corintios 5:7: “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”. Es imprescindible que tengamos un buen conocimiento de la Biblia y la voluntad para hacer la verdad que encontramos en ella. Debemos poder decir, “Yo hago todo para agradar a aquel que “me amó y se entregó a si mismo por mí” (Gálatas 2:20).
Pedro dice también que es “mediante el Espíritu”. Es el Espíritu Santo que comunica con nuestro espíritu. Romanos 8:16 dice “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu”. Cuando el Espíritu habla, es nuestro deber escuchar y hacer caso. I Tesalonicenses 5:19 habla de lo malo que es apagar el Espíritu. Esto es negar escuchar su voz. Puede ser que él quiere avisarnos de un gran peligro por delante. Si no le escuchamos, seguro es que vamos a pasar por la prueba.
Puede ser que parece que Pedro introduce otro tema en este versículo cuando comienza a hablar del amor. Es que la purificación del alma resulta o hace posible esta clase de amor. Pedro, en un solo versículo, hace mención de casi todos los adjetivos y adverbios que la Biblia usa en hablar del amor humano. El está hablando del amor agape. Es un amor sin interés, o sea sin la esperanza de recibir algo de vuelta.
Es un amor fraternal. Esto quiere decir que es amor como el que debe haber en la familia. Es el amor que un matrimonio debe tener, el uno por el otro, y que los padres deben tener por sus hijos. Es un amor entrañable o que brota de adentro. Desafortunadamente, hay muestras de amor que no son genuinas. Por eso, él dice que es sin fingimiento. Corrupción en el corazón afecta nuestro amor. Resulta en egoísmo. No podemos amarnos a nosotros mismos y, a su vez, amar a los demás como corresponde.
Muchas veces la Biblia usa la palabra “corazón” en casi el mismo sentido de alma. El corazón tiene una relación directa con el alma. Es por eso que Proverbios 4:23 dice “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”. Pedro también dice que así tendremos “un corazón puro”.
¿Cómo es su corazón? ¿Cómo es su alma? ¿Está purificándolo como Pedro nos manda hacer? Será para su bien y para el bien de los demás en su alrededor.
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