La mayoría de nosotros sabemos y tenemos información sobre lo que Dios puede hacer por nosotros y con nosotros mientras estamos despiertos durante el día.
Pocos se han preguntado: ¿qué está haciendo Dios por nosotros mientras dormimos? ¿Será posible que realmente haga algo? ¿Es posible que se aleje de nosotros y espere hasta el amanecer para levantarse a trabajar? La respuesta es un claro NO.
Dios no se separa de nosotros. Trabaja en nuestras vidas incluso cuando oscurece y, por lo tanto, también cuando dormimos.
Lo que Dios hace en nosotros mientras dormimos es darnos descanso y cuidarnos de todo mal. El Salmo 3:5 dice: «Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba.» El Salmo 4:8 dice: «En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.»
El sueño no es tan fácil de conciliar, ya que en una crisis, no es fácil dormir tranquilo. Cuando estamos llenos de preocupación, Dios nos ha dicho que Él es quien nos recibe y quien nos guarda. Él es responsable de confirmar nuestros corazones con esta verdad y permitirnos estar llenos de paz.
Descansa mientras duermes; estate seguro y tranquilo de que la protección de Dios es con nosotros.
La segunda cosa que Dios hace en nosotros mientras dormimos es enseñarnos. El Salmo 16:7 dice: «Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia.» En otras palabras, mientras descansamos, Dios nos guía y nos corrige a través de sueños.
En este tiempo de gracia, el Espíritu Santo es quien controla y gobierna nuestra conciencia, y aunque de noche nuestro cuerpo duerme y descansa, nuestro espíritu tiene pleno contacto con el Espíritu de Dios.
Dios es nuestra guía para la vida en las noches donde no tenemos dirección y no sabemos qué hacer. Dios puede hablarle a nuestra mente y a nuestro corazón a través de su Espíritu Santo, aunque estemos profundamente dormidos. Tu cuerpo y tu carne duermen, pero tu mente siempre está alerta.
La tercera cosa que Dios hace por nosotros mientras dormimos es que podamos descansar. En otras palabras, que tengamos un sueño profundo y una buena noche de sueño.
Leamos en Proverbios 3: 24-26: «Cuando te acuestes, no tendrás temor, sino que te acostarás, y tu sueño será grato. No tendrás temor de pavor repentino, ni de la ruina de los impíos cuando viniere, porque Jehová será tu confianza, y Él preservará tu pie de quedar preso.»
Cuando seguimos los consejos de Dios, hacemos lo que nos dice, y nos entregamos completamente a su voluntad, tenemos un sueño placentero, profundo y reparador, así que al despertar podemos sentirnos fortalecidos, alentados y deseando vivir día a día.
El Salmo 121:4 dice: «He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre.»
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