Los cristianos creen que servir a Dios trae gloria a Dios. ¿Cómo podemos servir a Dios?
Cuando piensas en servir a Dios, ¿acaso te viene a la mente el cuento de Cenicienta? ¿Te imaginas a una joven vestida de harapos y zapatos desgastados? Tal vez con sus cabellos recogidos en una coleta pero con algunos caídos mientras trabaja para llevar a cabo las órdenes de su egoísta madrastra y hermanastras.
Sus servicios se realizan por deber. Las acciones están ahí, pero su motivación no proviene del corazón. Cenicienta no adora o ama a sus “amos”. Ella les sirve sólo porque es su deber.
Para aquellos que siguen a Jesús, servir a Dios no es como la Cenicienta en absoluto. No pretende ser un deber que debamos cumplir para mantener nuestra posición o para subir en nuestro estatus. Los cristianos procuran ellos mismos ser siervos de Dios para honrarlo y glorificarlo debido a lo que creen que él ha hecho por toda la gente.
En la Biblia, 1 Samuel 12:24 dice, “Pero los exhorto a temer al Señor y a servirle fielmente y de todo corazón, recordando los grandes beneficios que él ha hecho en favor de ustedes”. Cuando nos centramos en todo lo que Dios ha hecho por nosotros, nuestro servicio puede fluir de un corazón de gratitud, no de un sentido de obligación o de deber.
¿POR QUÉ DEBEMOS SERVIR A DIOS?
No nos equivoquemos: Dios no necesita que nosotros le sirvamos. Él es capaz de lograr cualquier cosa por sí mismo. Si con cuatro pequeñas palabras — “¡Que exista la luz!” — Dios hizo la primera luz que existió jamás, ¿acaso él necesita que yo trate de difundir electricidad a los lugares más remotos del mundo? Si con el polvo de la tierra, Dios creó a un ser humano maduro, ¿acaso él me necesita para ayudar a cuidar a una persona de la tercera edad?
Nuestro servicio no puede añadirse a lo que Dios hace; sólo puede magnificar quién es él, extender su amor a los que nos rodean, y expresar nuestro agradecimiento por lo que él ha hecho. Entre más reconozco mis defectos y cuán profundamente Dios me ama a pesar de ellos, más acepto la mentalidad de servicio.
Estaré menos preocupado de que mi servicio me haga ver bien o incluso de lograr algo bueno para mis amigos. El enfoque de mi servicio estará en poner a Dios en el centro de la atención, en dirigir a otras personas hacia Dios al demostrar su maravilloso amor.
UN EJEMPLO A SEGUIR
Podemos encontrar ejemplos de cómo es servir a Dios mediante el estudio de la vida de Jesús. Todo el objetivo de la vida de Jesús fue para llevar a cabo la voluntad de Dios el Padre — para ser un siervo de Dios. Él pudo hacer esto, porque él conocía a fondo el corazón del Padre.
Jesús valoraba lo que el Padre valoraba. Su vida lo demuestra a través de todo el Nuevo Testamento. Jesús mostró el corazón del Padre cuando sirvió a varios grupos de personas, tales como:
- Su familia. Cuando Jesús estaba muriendo en la cruz, le pidió a su amigo que cuidara a su madre después de su muerte.
- Sus amigos. Jesús fue a estar con sus amigas María y Marta cuando su hermano murió. Él cuidó de ellas. Incluso lloró con ellas — y después, resucitó a su hermano de entre los muertos.
- Los enfermos. La Biblia dice que Jesús curaba toda enfermedad entre la gente.
- Los niños. Jesús estaba ocupado enseñando, sanando, y viajando, pero se tomaba tiempo para estar con los niños y les demostraba que se preocupaba por ellos.
RECONOCIENDO LA GRACIA
Para poder servir a Dios, debemos conocerlo. Existe una relación entre la comprensión de lo que Dios ha hecho por nosotros, y nuestro servicio a él: “Cuando la gracia de Dios está trabajando en nosotros y dentro de nosotros, también trabaja en sí misma a través de nosotros. La renovación interna de la mente y corazones crea una propulsión externa que nos mueve en amor y servicio hacia los demás».
La gracia de Dios nos permite responder al girar nuestro enfoque de servirnos a nosotros mismos hacia la grandeza y la bondad de Dios. A la luz de la gracia de Dios, yo puedo examinar mi propio corazón. Eso no sólo abre los ojos a las oportunidades de servicio a mi alrededor, sino que también me permite experimentar la alegría a medida que veo a Dios trabajando a través de mí.
Las cosas que hago al reconocer la gracia de Dios son mis actos de servicio para él. Esto significa que puedo servir a Dios constantemente en mi actividad diaria simplemente estando consciente de su grandeza mientras vivo mi vida. Por el contrario, tal vez nunca podría servirle realmente si mis acciones provienen del deseo de trabajar para ganarme la aceptación o aprobación de él — o la aceptación o aprobación de otros.
¿CÓMO PUEDO SERVIR A DIOS?
Por ejemplo, puedo servir a Dios en mi matrimonio si perdono y sigo buscando a mi pareja aun cuando me ha ofendido, porque me doy cuenta que Dios sigue buscándome amorosamente incluso cuando yo le he fallado. Puedo servir a Dios en el trabajo cuando realmente celebro la promoción de un compañero — incluso si yo había tenido la esperanza de conseguir esa promoción para mí — porque reconozco que a pesar de que Jesús era Dios, fue lo suficientemente humilde para lavar los pies sucios de sus amigos.11
La manera en la que los cristianos lo entienden, Jesús era Dios hecho carne; él era perfecto, por lo que podría servir a todas las personas perfectamente. Somos seres humanos, por lo que tenemos algunas limitaciones. Pero no dejes que eso te detenga de hacer mucho de Dios — y de adorarlo sirviéndolo.
El servicio a Dios será diferente para cada persona. Dios obra en nosotros en momentos distintos y de maneras distintas y trabaja a través de nosotros en momentos distintos y de maneras distintas.
Una persona puede ser un hábil orador quien sirve a Dios proclamando su grandeza. Otro puede ser un talentoso chef quien lleva comidas a personas enfermas. Otro más puede tener un talento musical que lo utiliza para demostrar la belleza de Dios.
O puede ser que Dios nos de recursos para que hagamos uso de ellos: Dios puede dar a alguien una hora del día libre de manera inesperada, que puede ser utilizada para visitar a un prójimo que se encuentre solo. O puede dar abundancia a alguien para que comparta bendiciones con otros.12
FUERZA PARA SERVIR
Además de proveer el talento y los recursos necesarios para servir a Dios, Dios nos promete que nos dará la fuerza para servirlo. La primera de Pedro 4:11 dice, “El que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el poder de Dios. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo.”
Por lo tanto, como puedes ver, incluso nuestra capacidad para servir a Dios proviene de él — nuestros talentos, recursos, y fuerza. Cuando le servimos, estamos haciendo lo que fuimos diseñados para hacer — conocer y disfrutar a Dios intimamente. Nos sentimos más satisfechos cuando estamos haciendo lo que fuimos creados para hacer. Debido a que fuimos creados para glorificar a Dios, nuestros actos de servicio se sienten profundamente satisfactorios.
¿Qué te hizo hacer Dios? ¿Qué puedes hacer para glorificar a Dios a través del servicio hacia él y hacia otros?
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