El don del entendimiento

En la Carta a los Romanos hay una afirmación: «Lo invisible de Dios se ha hecho perceptible a través del conocimiento de lo creado» 1 Rom 20 (Q 79 A9). Es decir hay verdades eternas y verdades temporales.

Tomas de Aquino en el suma te teología escribió: «la razón superior intenta consultar lo eterno» Q 79 A9, también afirma: «la razón inferior intenta considerar y consultar lo temporal» Q 79 A9.

Tomas de Aquino hace una diferencia entre razón natural o inferior y la superior también llamada don de ciencia o entendimiento.

De allí la expresión en la escrituras: «Renovaos en el espíritu de vuestra mente», Efesios 4,23 (Q79, A 13); también: «el que no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios», Juan 3:3; además: «les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las escrituras», Lucas 24:45.

Razón y Don de Entendimiento son conceptos distintos. La razón es la esencia del hombre, el hombre se define como animal racional, animal dotado de razón. En cambio el Don de Entendimiento es la misma inteligencia de Dios, es uno de los siete dones del espíritu santo.

La razón representa un estado de privación. La opinión y la ignorancia son privaciones del conocimiento. Un ciego y un topo están privado de la vista pero de diferente manera. Decimos que algo esta privado cuando no tiene algo que por su naturaleza le corresponde.

La naturaleza del hombre es la conformidad a Dios, es decir la naturaleza del hombre es la vida adulta. En la vida adulta somos participes del Don de Ciencia. Sin este don es imposible la comprensión de las escrituras. Las escrituras requieren del uso de este don. Necesitamos discernir entre el bien y el mal para elegir lo que es bueno.

El concepto de razón es una limitación de la inteligencia, racionalmente carecemos de la guía de Dios, es decir la Vida Eterna. A través del Don de Entendimiento podemos contemplar la verdad de las escrituras, porque las características de este Don son «precisión» y «exactitud». No hay error en el Don de Entendimiento.

Abrir la inteligencia, abrir el pensamiento es la gracia de la que nos hace participes Dios a través de la constancia (don de temor de Dios) en el bien (don de la rectitud).

Fuente: Quinto Evangelio

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