Juan el Bautista fue apartado de (antes de su nacimiento) para servir a Dios. Él era a quien el profeta Isaías llamó el mensajero enviado ante una voz de alguien llamando en el desierto.
De Juan el Bautista, aprendemos cómo es servir a Dios de todo corazón y realmente hacer la diferencia.
1. Dedica todas tus pasiones a Dios
Juan el Bautista dejó que Dios escogiera dónde vivía, qué comía, qué vestía. Cumplió su papel como la voz en el desierto por completo. No vivía en la ciudad e iba al desierto los fines de semana. Vivía donde trabajaba.
2. Sométete a Dios y a Su llamado sin importar las consecuencias
Hay partes del mundo donde realmente entienden este problema. Juan fue llamado a meterse en la piel de la gente. Fue llamado a ser el LLAMADO DE VOZ.
La gente escuchaba. La gente vino y se bautizó. Este fue un punto crucial en la historia de Israel, y la gente quería estar bien con Dios. Querían ver el cambio. La gente tenía hambre de escuchar lo que Juan el Bautista tenía que decir.
Cuando estamos verdaderamente dedicados a servir a Dios, estaremos dispuestos a hablar cuando Él nos lo diga. Hay algunas personas hambrientas por ahí. Necesitamos estar dispuestos a hablar con ellos conforme al mandato de Dios. A veces, en el lugar de trabajo, nuestras acciones son nuestras palabras.
3. Sé humilde y dale la gloria a Jesús
Incluso en su popularidad, Juan el Bautista nunca olvidó a quién estaba sirviendo. Viene uno, de cuyas sandalias no soy digno de atar. El chico estaba comiendo saltamontes, y probablemente había jugado con Jesús cuando era niño, y nunca olvidó a quién estaba sirviendo. La persona de Jesús nunca lo confundió. Sabía que Jesús era el Cordero de Dios. Entendió que Jesús era parte del plan de Dios.
No estaba por encima de sus fallas. Como muchos de nosotros, más tarde, cuando las cosas no se veían como él pensaba que eran, envió un mensaje a Jesús. ¿Eres realmente el indicado? Jesús envió un mensaje simple. Dile a Juan que el cojo camina y el ciego ve. Eso fue suficiente.
Juan el Bautista no volvió a dudar. Continuó compartiendo las buenas noticias y confrontando incluso al propio Herodes sobre su relación pecaminosa hasta el día en que fue asesinado por ello.
Conclusión
No importa su lugar de ministerio, ya sea que sea ministro por oficio o función, Dios lo ha llamado. El lugar donde sirve está especialmente diseñado para usted. Hoy, estás llamado a ser la persona que Dios te creó para estar en el entorno en el que Él te ha colocado.
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