Una definición breve de justificación es “la acción de hacer a alguien justo ante Dios.” La justificación sucede cuando Dios declara que quien ponga su fe en Cristo es justo. 2 Corintios 5:21 dice, “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.” Es decir, Jesús se convirtió en nuestro sustituto en la cruz para que nosotros pudiéramos ser hechos “justos” ante Dios. Éramos culpables, pero Dios nos ha declarado justos.
Romanos 3:22-24 enseña que “Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.” Nuestra justificación nos llega sin reservas, por el precio que pagó Jesús en nuestro lugar. Dios ofrece esta gracia a pecadores y es “justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús” (Versículo 26).
Teólogos hablan de tres diferentes tipos de justificación – posicional, progresiva y perfecta. Justificación posicional es la “posición legal” que se nos ha otorgado en Cristo. Es de lo que se tratan los versículos anteriores: estamos justificados cuando creemos en Cristo. Desde ese momento, Dios nos ve como justos.
Aunque hemos sido declarados justos, la verdad es que aún pecamos, aún después de ser salvos. Aquí es donde entra la justificación progresiva. La justificación progresiva (o santificación) es el proceso continuo de ser hecho justo por nuestro Señor. “La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud” (Proverbios 4:18). Involucra al creyente convirtiéndose mas como Cristo. No es algo que hacemos nosotros, sino algo que hace Él. Nosotros hacemos buenas obras mientras Él nos fortalece (Efesios 2:10; 2 Corintios 9:8).
La justificación perfecta es el último paso. El proceso progresivo alcanza el orden posicional, y el creyente es hecho justo en práctica así como en nombre. Esta perfección sin pecado será nuestra cuando ingresemos la eternidad con nuestro Señor. En aquel momento, nuestra justificación será completa y estaremos con Él por siempre, fuera del pecado.
Llevar a pecadores al Cielo pertenece a Dios, y solo es posible por el sacrificio de Cristo. Es “un solo acto de justicia (hecho por Cristo que) produjo la justificación que da vida a todos” (Romanos 5:18). Jesús pagó el precio. Nosotros gozamos de la paz que Él nos da, ahora y eternamente (Romanos 5:1).
Fuente: Compelling Truth
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