“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo…” Filipenses 2:1-2.
¿Quién encuentra consuelo en Cristo? Son los que le siguen y desean andar en el camino que el anduvo. ¿Cuál es el consuelo que reciben en Cristo? En primer lugar, es el resultado que Jesús obtuvo en el camino en Él anduvo, y en segundo, el que nosotros le seguimos. Cuando lo seguimos, tenemos el consuelo de que llegaremos a donde está Él – resucitado de entre los muertos.
Los jóvenes, especialmente, deben considerar esto, ya que están en el umbral de la vida y tienen que elegir el camino que quieren seguir por el resto de su vida. Si tú escoges seguir el camino de vivir según tus deseos, considera a los que han seguido este camino durante muchos años y ve si encuentras algún consuelo en el resultado que han obtenido. Si sigues sus pasos, no puedes evitar terminar igual que ellos.
¿Por qué necesitamos consuelo?
Muchas personas viven de acuerdo a su propia voluntad y, por consiguiente, terminan en dificultades. Piensan que están sufriendo injustamente, y no buscan su consuelo en Cristo sino en la aprobación de la gente, y si no obtienen su aprobación de la gente, les guardan rencor. Tales personas nunca pueden llegar a tener el mismo sentir ni los mismos pensamientos entre ellos.
Si hubieran encontrado los pasos de Jesús – el cual no amenazaba cuando padecía sino encomendaba la causa al que juzga justamente – también habrían encontrado su consuelo en Cristo y habrían perdonado como Cristo los ha perdonado. (1 Pedro 2:21-24). Todos los que tienen su consuelo en Cristo se convertirán en personas con el mismo sentir y tendrán los mismos pensamientos.
“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” Hebreos 2:18.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Hebreos 4:15.
Pablo escribe: “Si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu…” Y sí, sí la hay si somos participantes de los padecimientos de Cristo por medio de negarnos a nosotros mismos para no pecar; entonces también poseemos el consuelo de amor y la comunión del Espíritu. Sin embargo, no podemos tener ningún fruto de consolación sin renunciar a nuestra propia voluntad, eso es imposible. Y si después intentamos encontrar consolación entre la gente, veremos que seremos decepcionados. Pero si seguimos y andamos en los pasos de Jesús encontraremos abundante compasión y misericordia.
“Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación… Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.” 2 Corintios 1:5,7.
Aquellos que participaron en los padecimientos y/o aflicciones de Cristo también caminaron en los pasos de Jesús. Es por eso que Pablo tenía una firme esperanza en ellos, pero no solo eso, sino que también podía confiar en ellos pues no les faltaba consolación ni afecto de amor. Además, tenían comunión en el Espíritu con Aquel que venció sobre la muerte.
La gente impía también tiene un gran consuelo en Cristo si se alejan de su mal camino. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9.
En Cristo hay consuelo, compasión y misericordia para todos los que estén dispuestos a dejar su propia voluntad. Este es el camino por el cual Jesús anduvo; este es el camino que lleva a la vida. (Juan 6:38).
Fuente: Cristianismo Activo