Cómo entender las formas en las que Dios nos guía

¿Cómo podemos entender que Dios, en el libro del Génesis, le pida a Abraham que mate a su propio hijo? ¿Acaso no hay un mandamiento que prohíbe matar?

En el capítulo 22 del libro de Génesis encontramos lo que algunos expertos llaman “el Calvario del Antiguo Testamento”. Dios le pide a Abraham que sacrifique a su hijo, su único hijo. Pero desconcierta que Dios pueda pedir matar, y más aún si es al propio hijo.

Como sabemos, para entender hechos de la Biblia, la Iglesia nos da varias reglas.

Me centro en 3:

  1. Leer la Biblia tomando en cuenta “la unidad y contenido” de toda la Escritura
  2. Conocer los tiempos y circunstancias, la cultura del tiempo del libro
  3. Leer la Biblia en la Tradición viva de la Iglesia

Ahora, sigamos con la historia. Abraham, al escuchar que Dios le pide el sacrificio de Isaac, pone toda su confianza en Dios. Eso era lo que Dios quería probar en él: Dios pensaba, ¿qué tanto confía en mí? Recordemos que el pecado original tiene su origen en la falta de confianza en Dios. Por ello ante todo en aquel tiempo Dios buscaba la obediencia. Sabía que es lo que más costaba al hombre de naturaleza rebelde.

El episodio entonces fue así: Dios pide a Abraham, y éste, con fe confiada en Dios, se lleva a su hijo al monte Moria. Cuando van caminando, el hijo, le dice: “Papá, tenemos la leña, tenemos el fuego, pero, ¿dónde está el cordero del sacrificio?” (Gen 22, 7). No podemos imaginar el sentimiento tan profundo que Abraham sentiría en ese momento, pues Isaac era el hijo de la promesa, y Dios ahora se lo pedía. ¡Pero Isaac era un regalo de Dios! La respuesta del padre fue: “Dios proveerá el cordero”. Y dice el texto que “siguieron andando los dos juntos”.

Dado que hoy sabemos que esta escena es figura o analogía de lo que pasó con Jesús en el Calvario, la lectura atenta nos lleva a entender que “mientras andaban juntos”, Isaac fue entendiendo y aceptando que él tenía que ser el sacrificio. No era un niño, como algunos a veces pueden imaginar, pues cargó la leña hacia arriba, y quien ha cargado leña sabe que un niño de 12 años no puede con semejante carga. Además en el libro de Judith (8, 26) leemos: “…las pruebas por las que hizo pasar a Isaac.” Por si fuera poco, hay una tradición judía llamada Akedah que nos habla del sacrificio de Isaac, dando a entender que la prueba no era sólo para Abraham, sino para ambos.

Entonces, ¿Dios mandó a Abraham matar a Isaac o no? Dios mandó a Abraham a sacrificar a su hijo, dejando que él mismo mostrara su fe. Pero Dios sabía—como Dios que es—que Abraham sería fiel y que le pediría que “no alargara su mano sobre él”.

Efectivamente, Dios pone a prueba a Abraham, sabiendo que no va a permitirle matar a su hijo, sino mostrar su gran fe.  La gran enseñanza de Dios para nosotros es sobre todo que no hay elemento humano que esté por encima de la obediencia de Dios. A todos, en algún momento de la vida, Dios nos pedirá “el sacrificio de Isaac”, o sea, nos pedirá algo que nos cuesta la vida. Pero, ahí es donde habría que decir con San Pablo: “Pues estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Rm 8, 38-39)

Fuente: The Bible Corner

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