Debemos ser la luz del mundo

¡Tú puedes ser luz en medio de este mundo de tinieblas!

¿Qué tipo de luz es lo suficientemente fuerte para penetrar una oscuridad que amenaza con envolver toda la tierra?

Imagínate a ti mismo en una nave espacial que flota sobre la tierra. Flotas en silencio, mirando el planeta que conoces muy bien. Puedes distinguir los contornos de los continentes e islas esparcidas en el enorme océano. Pero la vista es oscura. Nada se mueve, excepto las nubes que proyectan una sombra aún más profunda en todo el mundo. No hay señales de vida.

¡Pero de pronto ves un pequeño haz de luz! Un destello de luz que empieza pequeño, pero que se hace más fuerte hasta que es un potente resplandor que proyecta su luz más allá de la oscuridad. Y luego ves otro, y otro, y otro más. De repente hay una multitud de estas luces que brillan intensamente y que se abren paso a través de la oscuridad que está decidida a cubrir toda la tierra. Las nubes son densas, las sombras se reúnen, pero la irradiación de las luces no puede ser extinguida. Las luces siguen brillando más y más clara.

¡Esperanza! El mundo no está perdido todavía. Hay vida en medio de la oscuridad.

¿Que ilumina un mundo oscuro?

Ahora imagina que Dios y Jesús están mirando hacia la tierra. La belleza de la creación ha sido envuelta en una oscuridad que a lo largo de los años se ha vuelto más y más  impenetrable. Un gran número de personas tienen poca o ninguna idea acerca del creador del universo – el origen de la vida en la Tierra. El mundo se ha alejado de Dios,  y sean vuelto dependientes de sí mismo. Crean sus propias leyes, opinan que la ciencia invalida la creencia en la creación, no tienen necesidad de Dios. El pecado y el oscuro egoísmo han sido los poderes dominantes. Aunque gran parte de lo que se denomina “religión”, e incluso “cristianismo” se ha saturado con el interés propio.

¿Puedes imaginar lo desgarrador que es esto?

Pero una luz brilla a través del pecado y de la oscura incredulidad. Jesús mira hacia la tierra desde donde él se sienta al lado del trono de Dios, y ve una niña que está en sus situaciones diarias. Alrededor de ella, la fe en Dios es prácticamente inexistente. El espíritu del tiempo es el predominante. La gente vive de acuerdo a sus deseos.

Pero acá está ella, firme en su fe. Ella cree en Jesús y en lo que Él ha hecho por ella, y está dispuesta a sufrir por su causa. Ella se niega a dejarse llevar por las tentaciones del pecado, se niega a ser arrastrada por el espíritu de la época. Ella se resiste a éstos por causa de su fe; ella sabe que tiene un llamado más elevado: un llamado a seguir a su Señor y Maestro Jesús en el camino que él abrió para ella. Su deseo es seguirle a ÉL, negar su propia voluntad, y tomar su cruz cada día. (Lucas 9:23) Ella sabe que este es el camino que la conduce a la vida eterna con él.

Poder para brillar

¡Qué alegría para el corazón de Jesús! ¡Qué recompensa tiene preparada para esta chica, que está dispuesta a brillar por su causa! Él escucha con atención cuando ella pide por fuerza y poder, cuando se encuentra con situaciones en las que ella tiene que luchar, cuando vienen pruebas que son difíciles de soportar. ÉL se vuelve hacia su Padre en el trono, y apunta hacia ella. Él ha estado acá en la tierra como un hombre. Él entiende la tentación; luchó contra las mismas cosas que ella encuentra en su vida. Temor de hombres. Deseos. Soberbia. Egoísmo. Vanidad. Él sabe cómo es esto.

“¡Ayúdala, Padre!” el grita en representación de ella. Él señala su fidelidad, su anhelo de ser libre del pecado, su necesidad. Él aboga por ella. Y en su amor, Dios le da todo el poder que ella necesita para mantenerse en pie a través de toda la prueba. Es la energía que hace que la luz brille. Así ella consigue pasar triunfante y su luz brilla aún más clara.

Tú eres la luz del mundo

Un joven en la universidad, y una madre en su casa. Un cajero. Un pensionado. Un mecánico.

A medida que el mundo se vuelve más oscuro, el pecado y el espíritu del Anticristo reciben más y más poder sobre la tierra, se encuentran aquellos que no se rinden. Aquellos que resisten las influencias de un mundo sin conciencia. Ellos continúan brillando – y siguen siendo fieles. Ellos tienen un Salvador que los amó lo suficiente como para dejar su lugar en el cielo y mostrarles cómo resistir en la tentación y vencer sobre el pecado, ellos están dispuestos a renunciar a todo en esta tierra por su causa. Porque Él los amó tanto, ellos lo aman de vuelta al vencer el pecado que mora en sus propias naturalezas humanas, así que Él reciba hermanos y hermanas. (Romanos 8:16-17)

¡Tú puedes ser una de esas luces que brillan! ¡Tú puedes alegrar a Jesús! ¡Tu vida puede ser un faro en la oscuridad de este mundo! ¡Tú vida puede ser para la gloria de Dios!

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateos 5:14-16.

Fuente: Cristianismo Activo

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