Para la Biblia, la mente tiene gran importancia. “Les he enseñado,” decía Pablo el apóstol a sus amigos cristianos, “a ser renovados en el espíritu de su mente” (Efesios 4:22,23). “Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar,” le escribió a otra iglesia (Romanos 12:2).
Usted quiere servir a Cristo, pero es difícil a veces, sobre todo cuando su vida – especialmente sus pensamientos – no es consistente con el cristianismo. Usted no puede mirar la televisión, ir al trabajo mañana o salir a almorzar con los compañeros de trabajo sin ser bombardeado con mensajes que contradicen o se burlan de su fe. Su mente puede ser tomada como rehén por ese tipo de pensamientos.
La Biblia también habla sobre los deseos y la voluntad, y se refiere a ellos como su corazón. El sumo mandato es amar al Señor con todo su corazón. Donde está su corazón, también está su tesoro, enseñó Jesús. Pablo escribió, “Piensen en las cosas del cielo… No piensen en las cosas de este mundo” (Colosenses 3:1, 2).
A pesar de esto, siguen resonando las palabras del profeta Jeremías: “Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá?” (Jeremías 17:9).
Sin embargo, Dios le ha dado una manera de purificar su mente y cambiar su corazón. Él le ha dado la Biblia. El efecto de la Biblia en su vida es mayor cuando usted la memoriza.
Jesucristo fue tentado por Satanás después de ayunar en el desierto por cuarenta días. Jesús enfrentó a Satanás en cada tentación citando el libro de Deuteronomio. Jesús dijo, “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4).
Dos versículos que yo he memorizado han sido para mí una isla de refugio espiritual cuando he enfrentado la tentación: “¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra. En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti.” (Salmos 119: 9, 11). Ya no soy un joven, pero igual tengo el deseo a mantenerme limpio. Jesús oró por Sus discípulos: “Hazlos puros y santos por enseñarles Tus palabras de la verdad” (Juan 17:7). Al memorizar las Escrituras, usted cambia su pensamiento y se enfoca en las cosas correctas, aún en medio de tentación.
Memorización de la Biblia. Usted puede estar imaginando a un erudito bizco encerrado en las entrañas de un seminario o a un niño recitando versículos rutinariamente. Deje de lado estas falsas imágenes. La memorización de las Escrituras es esencial para su desarrollo espiritual. Puede parecer que está fuera de su alcance- usted está demasiado ocupado o demasiado viejo para memorizar cualquier cosa. ¿Es eso verdad?
El sicólogo Tim LaHaye explica que nuestra aprehensión a memorizar no se debe a que tenemos un bloqueo mental sino a una falta de motivación. “Si le pido su dirección o número de teléfono, no tendrá ningún problema recordarlos. Alguien que puede hacer eso, también puede memorizar versículos de la Biblia. Sinceramente le digo que memorizar es trabajo pero rendirá más beneficios a su vida espiritual que cualquier otro método conocido de estudiar la Biblia.”1
“¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la silla de los escarnecedores,
sino que en la ley del SEÑOR está su deleite,
y en su ley medita de día y de noche!” (Salmo 1: 1, 2)
Cuando usted se preocupa lo suficiente en memorizar la Palabra de Dios con el fin de conocerla, ésta se convierte en parte de sus pensamientos. Usted se encuentra de pronto recordándola a lo largo del día. Si se despierta por la noche lleno de ira o de miedo, puede escoger revisar en su mente versículos de la Biblia que tienen que ver con esas emociones.
El salmista explica el resultado de este tipo de meditación en la vida personal:
Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua,
que da su fruto a su tiempo,
y su hoja no se marchita;
en todo lo que hace, prospera. (Salmo 1:3)
Los que meditan en la Palabra de Dios siguen adelante aunque haya dificultades. No desfallecen bajo la presión. Son consistentes.
Jesús ejemplificó esa coherencia en Su vida. No podemos afirmar que vivimos como el Dios encarnado y sin pecado, tal como Él vivía, pero podemos valorar lo que Él valoraba. Tome usted cualquiera de los Evangelios y empiece a leer sobre Jesús. A menudo Él cita las Escrituras -¡de memoria! Casi diez por ciento de las palabras de Jesucristo en los Evangelios son citas del Antiguo Testamento. Por saber las Escrituras de memoria, Jesús podía usar la Escritura directo a la necesidad del momento, como un artesano que instintivamente toma la herramienta adecuada. Lo mismo puede ocurrir en su vida.
Romanos 12:2 dice, “No os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.” Memorizar y después pensar en las Escrituras le da un marco con el que puede evaluar todos los mensajes que recibe de la publicidad, los amigos en el trabajo, su familia …para todo aquello a lo que usted está expuesto. En lugar de conformarse al mundo, usted está transformándose por la manera como la Palabra de Dios renueva su mente.
Vamos a empezar. Mire su reloj (o él de la computadora) y observe la hora. Lo que sigue requiere cierto esfuerzo, pero se sorprenderá que poco tiempo le tomará en realidad memorizar un versículo o dos sin error. (Incluso aquellos que han memorizado miles de porciones de las Escrituras comenzaron por memorizar un versículo a la vez.) Vamos a probarlo con Filipenses 4: 6, 7:
“Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.”
La memorización empieza primero con estar familiarizado con las palabras. Lea en voz alta los versículos muchas veces. De esta manera, la mente se ejercita en tres maneras: ver, hablar y escuchar. Después, escriba los versículos en una tarjeta de 7 por 12 centímetros. Al escribir los versículos en una tarjeta, usted tiene un recordatorio útil para colocar en el refrigerador o en el espejo del cuarto de baño.
Ahora intente citar los versículos de memoria. No se sienta mal si usted tiene que detenerse y mirar la tarjeta. Sólo siga adelante expresión por expresión. Cuándo piense que tiene los versículos memorizados, escríbalos de memoria.
¿Ha terminado? Mire el reloj de nuevo. Usted está treinta y nueve palabras – dos versículos – más cerca de ser una persona que memoriza consistentemente.
Aquí tiene una lista propuesta de versículos para ayudarle empezar con la memorización de las Escrituras:
1 Corintios 10:13
1 Juan 1:9
1 Juan 5:11-13
Romanos 3:23
Juan 1:12
Romanos 5:8
Efesios 2:8, 9
Gálatas 2:20
Filipenses 4:13
Romanos 12:1, 2
Romanos 8:28
Juan 16:33
Efesios 6:10, 11
1 Pedro 5:7
Hechos 1:8
Fuente: Empezar con Dios
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