El arrepentimiento verdadero es un cambio de voluntad, de sentimientos, de actitud hacia el pecado y la justicia, y un cambio de corazón. Sin cambio no hay arrepentimiento, pues el arrepentimiento significa un cambio.
¿Qué es el arrepentimiento, y qué pasa cuando uno se arrepiente?
1. Hay convicción
Una convicción genuina es el primer paso al arrepentimiento. Al escuchar el mensaje de Dios para nosotros, la convicción de que hemos hecho lo malo crece en nosotros. Esto fue lo que le sucedió a aquella gran multitud en el día de Pentecostés (Hechos 2) y también al carcelero en Filipos (Hechos 16). La conciencia (Romanos 2.15), el Espíritu Santo (Juan 16.8) con su espada y la palabra de Dios traen convicción al corazón humano.
2. Hay tristeza según Dios
Aquí debemos señalar que no toda tristeza es “tristeza que es según Dios” (2 Corintios 7.10). Muchas veces los que son culpables de algún crimen lloran y se lamentan como si se les partiera el corazón; pero es sólo porque sufren los resultados de su comportamiento, no porque están arrepentidos de su pecado. Judas Iscariote estaba tan triste que se ahorcó, pero no se arrepintió ni volvió a Cristo para recibir el perdón.
Pablo, en 2 Corintios 7.10, habla de la “tristeza que es según Dios” y la “tristeza del mundo”. La primera “produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse”; la segunda “produce muerte”. Ningún hombre jamás se ha arrepentido genuinamente de cualquier pecado sin sentir una profunda tristeza. La persona que se arrepiente verdaderamente siente esta tristeza por haber pecado contra Dios y no porque fue descubierto su pecado.
3. Se deja el pecado
Balaam, Saúl y otros confesaron sus pecados, pero siguieron en los mismos tal y como si nunca los hubieran confesado. David, el hijo pródigo y otros también hicieron la misma confesión; pero ellos dejaron sus pecados y se volvieron al camino de la justicia. Los que realmente se arrepienten de corazón, no solamente confiesan sus pecados, sino que también los dejan. “Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6.2).
4. Hay restitución
¿Acaso es posible estar verdaderamente arrepentido por algún pecado sin querer hacer restitución? No. La restitución acompaña al verdadero arrepentimiento. La restitución quiere decir enmendar nuestras malas acciones para con los hombres. Zaqueo tuvo una actitud correcta cuando dijo: “Si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (Lucas 19.8). Esta actitud de Zaqueo hizo que Cristo dijera: “Hoy ha venido la salvación a esta casa” (Lucas 19.9).
5. Hay un cambio de corazón
Un hombre puede cambiar algunas cosas en su vida, abandonar sus malos hábitos y todavía ser un pecador sin perdón. Incluso, él puede sentirse muy triste por lo que ha hecho, pero la Biblia dice que “la tristeza del mundo produce muerte”(2 Corintios 7.10). Quizá él también haga restitución de su mal y viva una vida “buena”, pero su propia justicia es “como trapo de inmundicia” para Dios (Isaías 64.6).
Aunque todas las cosas ya mencionadas son elementos esenciales del arrepentimiento, es necesario tener un cambio de corazón para que la persona experimente el arrepentimiento verdadero. Cada vez que alguien se arrepiente verdaderamente va a experimentar un cambio de voluntad, un cambio de sentimientos y un cambio de actitud hacia el pecado y la justicia. En verdad, es un cambio de corazón.
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